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12 de abril de 2025

¿PARA QUÉ QUIERO UN RAMITO DE OLIVO?


Algunos dicen que eso de obsesionarse por el ramito bendecido del Domingo de Ramos es una superstición. Otros piensan que expulsa demonios del hogar, o que protege de muchos males.

Para mí no es una superstición. ¿Por qué? Porque ese ramo en mi casa, de olivo o de cualquier otra planta me recuerda durante todo el año tres cosas que significan mucho:

1. Ese día Jesús entró en Jerusalén y mucha gente lo recibió con alegría levantando ramos. 

A esas personas que tenían el corazón abierto, ¿qué las llevó Jesús? Les dio todo, les dio Su vida, les entregó todo Su ser sin reservas. Cuando veo ese ramito en mi casa, vuelvo a decirle que lo recibo con el corazón abierto, y Él me da todo.

2. Con los ramos en alto lo proclamaban rey de sus vidas. 

Cuando veo ese ramito en mi casa, vuelvo a decirle a Jesús: “Vos sos el rey de este lugar, el rey de mi vida, el rey de mi familia, el rey de mis sueños. Por eso me siento protegido”.

3. Si lo proclamo a Él como mi rey no puedo tener otros reyes. 

Por eso renuncio a ser esclavo de cosas y de personas. No acepto arrastrarme detrás de nada ni de nadie, porque Jesús es mi único rey que sostiene mi dignidad. De ese modo, cuando veo el ramo de olivo, echo fuera todas esas esclavitudes que se apoderaron de mí y me llenaron de obsesiones, y entonces me siento más libre.

Por eso me gusta tener en mi casa ese ramito de olivo bendecido el Domingo de Ramos.

Víctor Manuel Fernández.

11 de enero de 2025

Me volvió a pasar otra vez...

El terrible calor de estos días nos trae una reflexión que nos hace el P. Marcelo Larotonda S.J. párroco de San José del Boqueron en Santiago del Estero, donde nos trae el recuerdo de pentecostes, la navidad y este caluroso hoy en esta comunidad cristiana...

Y me volvió a pasar...

 El año pasado pasó lo mismo, unos días de calor fuerte y mirá cómo quedó el cirio pascual.

Con estos calores se extrañan esos cirios gordos y grandotes que supe tener en otros tiempos, uno de esos seguro que resistía el calor de estos días previos a la navidad.

Pero el que tenemos ahora es débil, el año pasado se nos dobló igual y lo tuvimos que enderezar con cuidado para que no se rompiera (se ve que todavía no aprendimos la lección).

Este cirio parece tan débil como la misma Luz del mundo, que vino a habitar entre nosotros y que de no ser por la Virgen que lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, y por San José que lo escondió de Herodes, no sé qué hubiera sucedido.


Ahora que lo pienso bien, después de todo, me gusta mi cirio débil que en los días de calor ni siquiera se sostiene solo, que necesita de alguien que lo acune y se ocupe de él un poco. Me gusta porque lo veo medio parecido a mí, y a vos, y a todos; me gusta porque lo veo parecido al niñito de Belén que se hizo débil para rescatar a los débiles.

Este año me dan ganas de poner mi cirio débil en el pesebre, pero tranquilos, no lo voy a hacer, quedaría medio fiero allí, eso sí, cuando lo enderece, lo voy a hacer con la misma delicadeza que la Virgen cuando lo envolvió en pañales, porque las debilidades deben ser tratadas así, con mucha ternura y delicadeza.

Qué lindo si en esta navidad nos animamos a dejar que la ternura del Dios con nosotros cuide y enderece nuestras fragilidades, esas que una y otra vez hacen que nos doblemos en los días de calor. Pongo mi corazón y el tuyo en el pesebre con todas sus debilidades. Quedan en buenas manos.

¡Feliz Navidad!


 

12 de diciembre de 2024

Nuestra Señora de Guadalupe...

 

Imagen original de la tilma de San Juan Diego

Himno de Laudes.

Ayer, alba en el alba, subiste presurosa

por servir a tu prima, cual sierva ante los siervos.

Hoy a México bajas, cual Rosa misteriosa,

para anunciar al indio que en sus ratos acervos

 

jamás estará solo; porque jamás, oh Madre,

has sido en nuestra historia cobarde subterfugio;

porque tú eres la escala ante el Hijo del Padre:

¡tú el regazo y el puente; ¡tú, defensa y refugio!

 

Eres cifra y compendio de nuestra patria suave;

eres signo y substancia de nuestra nueva raza;

eres lámpara y cuna, eres báculo y ave,

eres vínculo y nudo, eres tilma, eres casa.

 

Por tus manos en hueco, patena de ternura,

consagramos al Padre de todos los consuelos,

por el Hijo, en la Llama quemaste la amargura

del sudor hecho lágrimas y el júbilo hecho anhelos.

Amén.

20 de junio de 2024

ADSUMUS


Aquí estamos, Señor Espíritu Santo.

Aquí estamos, frenados por la inercia del pecado,

pero reunidos especialmente en tu Nombre.

Ven a nosotros y permanece con nosotros.

Dígnate penetrar en nuestro interior.

Enséñanos lo que hemos de hacer,

por dónde debemos caminar,

y muéstranos lo que debemos practicar

para que, con Tu ayuda, sepamos agradarte en todo.

Sé Tú el único inspirador y realizador de nuestras decisiones,

Tú, el único que, con Dios Padre y su Hijo,

posees un nombre glorioso,

no permitas que quebrantemos la justicia,

Tú, que amas la suprema equidad:

que la ignorancia no nos arrastre al desacierto;

que el favoritismo no nos doblegue;

que no nos corrompa la acepción de personas o de cargos.

Por el contrario, únenos eficazmente a Ti,

sólo con el don de tu Gracia,

para que seamos UNO en Ti,

y en nada nos desviemos de la verdad.

Y, lo mismo que estamos reunidos en Tu Nombre, 

así también, mantengamos en todo la justicia,

moderados por la piedad, para que, hoy, 

nuestras opiniones en nada se aparten de Ti,

y, en el futuro, obrando rectamente,

consigamos los premios eternos.

Amén.


1 de marzo de 2024

San José...

Estamos comenzando un mes especialmente dedicado a San José, un tiempo para mí por demás amable. 

Respecto a ello me gustaría hacer una pequeña pregunta: ¿Cuánto más diferente sería la tradición acerca de este gentil mediador; si la imaginería que presenta la iglesia del padre putativo de nuestro Señor Jesucristo fuera más cercano y feliz…?



21 de mayo de 2023

Ascención...

 SURSUM CORDA

"Cuentan los registros de la época que en tiempo de los Padres de la Iglesia, e incluso bien entrado el Medioevo, no era infrecuente escuchar a varias cuadras de la iglesia el “sursum corda”. ¿Qué era esto? El diálogo litúrgico que el sacerdote entablaba con la feligresía al comienzo de la anáfora, sobre el umbral del vórtice abisal de la Misa.
Lo notable es que no tenía visos de ser ni el gris y apagado cumplimiento de la rúbrica ni tampoco una piadosa y melosa monición. Reseñan los anales que esos “sursum corda” retumbaban en cada aldea de la Cristiandad como la arenga de un jefe militar a su tropa, como un montado caudillo azuza a su escuadrón en los umbrales de la batalla. ¡Sursum corda!, brama voz en cuello el capitán; “¡Habemus ad Dominum!” contesta el batallón al unísono cerrando filas. Y tras eso, avanza la columna, con su jefe a la cabeza, a conquistar las almas usurpadas por el enemigo.
El vulgo no hablaba latín, ni falta que le hacía para reconocer y amar esta expresión como santo y seña de su falange. Es más: el sursum corda, en su apretada y seca concisión, tenía el temple de un látigo, de un ascua encendida, lo que ninguna lengua bárbara o romance podía ofrecer.
Así creció la Cristiandad: al pulso vivo de los sursum corda.
Levantar el corazón hacia el Señor: quintaesencia de nuestra Fe. No nos hace falta mucho más. Y no sólo no hace falta mucho más sino mucho menos: nos sobra mucho ropaje pesado que nos impide el vuelo.
Porque de eso se trata: de volar a Dios.
¿Y cómo?
Es crucial entender que el sursum corda no es un imperativo irracional, voluntarista. No es una empresa de mudanza arengando a sus peones para que levanten el piano hasta el altillo. Este piano es movido, es traccionado, desde el altillo… El corazón humano es atraído desde lo Alto.
Por eso el sursum corda es conjuratorio.
Curiosamente no contiene ningún verbo explícito (y mucho menos, en tiempo imperativo); apenas afirma “Hacia-arriba los corazones”: y el poder mismo de la conjura enciende el alma de los fieles, que en su respuesta atestiguan el milagro consumado. Un misterioso e irresistible poder imantador se desata en la entraña del creyente impulsado hacia arriba.
Un arriba interior, un arriba espiritual, un arriba celestial.
Y no es menudo el milagro dado que el Hombre, en su caída condición actual, es un ser rastrero. Más allá del cínico eufemismo con que gusta llamarse “homo erectus”, ha recaído sobre él la maldición del Origen: “te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo”. A ese fámulo del suelo, a ese pobre y ruin incapaz siquiera de mirar por encima de su minúsculo mundito cotidiano, de otear por sobre su agostada tierra baldía... a ese se le conjura: ¡sursum corda! y cambian los vientos interiores: el gélido cierzo muerto se detiene (ese que sólo trae sequedad espiritual y lo marchita y aplasta todo) y entra a soplar el cálido austro, el apacible ábrego… ese Viento que recuerda los amores antiguos, el fervor primero, ese Viento divino que levanta los apetitos al amor de Dios y entra a aspirar por el huerto interior, trayendo las fecundas lluvias que todo lo aroman.
Cuánto anhelaba el hombre antiguo, apesadumbrado por angustias y aflicciones sin tregua, abatido por una vida áspera y dura, cuánto anhelaba que llegara el domingo y en nombre de Dios recayera sobre él el poderoso conjuro: ¡sursum corda! ¡Cómo no habría de oírse la Voz liberadora a leguas de distancia!
Aquel reo conminado al castigo de masticar polvo era levantado a comer Pan de ángeles…
Sí: levantado, atraído, por Otro. No por sí mismo.
Pero, ¿quién opera esta tracción? ¿Quién es Ese que realiza tamaña proeza? ¿De quién es la Voz encantadora que derrama y conjura los sursum corda?
Es la Voz del Señor, la Voz de Cristo en Ascensión. Nuestro alado Juglar, nuestro ágil Cervatillo, nuestro Amado Señor volviendo al Padre.
Así como insistimos tanto en que el Verbo de Dios no se hizo hombre para hacerse hombre sino para divinizarnos, del mismo modo cabe decir que no bajó del Cielo para bajar del Cielo sino para poder subir al Cielo, subiéndonos con Él. Subió a los Cielos llevando cautivos. No vino al mundo para venir al mundo, sino para rescatarnos y llevarnos al Padre.
No es pequeña la paradoja de que en los tiempos actuales, en que tanto se ha insistido en la actuosa participación, este diálogo litúrgico carezca de fuego y brío. No sólo porque el castellano “levantemos”, opaco y pesado, dista tanto del rutilante “sursum”… sino porque se ha perdido el rumbo de la consigna, el norte al que apunta. Es más, corren penosos tiempos en que este levantar, este “elevarse” hasta es mal visto por desencarnado, por arrogante, elitista; por volado, sin compromiso.
La ingravidez tiene muy mala prensa hoy.
Bajo la falaz dialéctica de “abajar el corazón hacia el hermano” se procura apagar la magia del sursum corda.
Aunque tal vez haya que coincidir con el mundo en la fobia a la ingravidez. Pues lo nuestro no es anular la gravedad sino invertirla, que la masa del sólido Cielo ejerza su intensa atracción y nos gravite sobre sí. Como, en arras, lo hacen tan bien el incienso y el fuego.
Ni reptantes aplastados por la gravedad del suelo, ni fláccidos fantasmas etéreos: lo nuestro es el terso y grácil porte de quien está tensado al Cielo, así como una marioneta vive de arriba, es erguida desde arriba.
Sursum corda es el santo y seña, es la clave, la consigna, para dejarnos arrebatar y atraer al Cielo. Y es esa la hermosura más excelsa de la vocación recibida, y en la que debería írsenos todo deseo, todo empeño, todo orante anhelo: dejarme arrebatar por Aquel que pasa en su carro alado: Cristo en ascensión.
Su paso es furtivo (¡es la Pascua, es la Pascua del Señor!). Como un ave rapaz se echa raudamente sobre su presa para remontarla, así el Señor con nosotros.
El Dios que se encarnó sin ti, no sube a los Cielos sin ti.
Nieva silenciosamente sobre el Monte Umbrío. Las tórtolas, ya crecidas, extienden sus plateadas alas, revestidas al fin de oro inmarcesible. En la punta del peñasco, aguardan. ¿Qué aguardan? El paso del Carro de Dios, con sus caballos ígneos, que emprende vuelo nupcial del Sinaí hasta su Eterno Santuario. ¿Quién, Señor, quién nos diera alas de paloma para volar tras de Ti?
Pero sin hablar, sin pronunciar palabra, pasas, Señor. Pasas en majestuoso ascenso, en torbellino de fuego; y tu Brazo poderoso, estirándose desde el adentro del inefable Vórtice, empuña con suavísima firmeza mi diminuta mano extendida. Llévame tras de Ti, llega a balbucear el alma; y antes que diga “Ti” ya ha sido arrancada del acantilado. Vértigo y Viento la embargan. Ella ya no es ella; o es más ella que nunca: mas Otro, en un Rapto, liberándola de toda cautividad, la ha hecho su cautiva.
No viniste, oh buen Jesús, por venir. Viniste para llevarme.
Que nada, Señor, NADA, nos distraiga de tu sursum corda, para ser llevados en vuelo a las Moradas Eternas. Como cría de águila escondida en tu plumaje, como niño aferrado al dorado pelaje del león alado, llévame divino Raptor, llévame Señor, sobre el hálito de tu sursum corda, que voy de vuelo".
Diego de Jesús

8 de abril de 2023

¡FELICES PASCUAS!..

El Señor ha resucitado verdaderamente aleluya !!!


La gloriosa Resurrección del Señor es la clave para nuestra interpretación de toda su vida y es la base de nuestra fe.

Sin esta victoria sobre la muerte, dice San Pablo, nuestra predicación estaría vacía y nuestra fe desaparecería...

7 de abril de 2023

Todo se ha cumplido...

 Después, el dolor indescriptible se calma.

Tu muerte es como la calma después de la tormenta.
La mueca de dolor desaparece de tu rostro.
Todo se ha cumplido, todo ha terminado.
La ternura de un hombre que lleva el nombre del padre que te crió te ha levantado de la cruz.
Encontraste a otro José que se apiadó de ti cuando ya ni siquiera podías dar las gracias.
Ese cuerpo sin vida está ahora consignado al abrazo final de Tu Madre.
He aquí la espada que atraviesa su alma. Eres Tú, Señor. Es Tu cuerpo muerto la hoja afilada que atraviesa el corazón de esa mujer.
Pero así como una lanza atravesó Tu costado del que brotó sangre y agua, así esta espada abre en el corazón de María una herida de la que brota el amor incondicional por todos nosotros.
Tú has muerto y nosotros acabamos de nacer.
Tu último aliento se ha convertido en nuestro primer aliento.
Cuánto nos amaste Señor.
Nos amaste hasta la muerte.

VIERNES SANTO

Santo día en que se presenta el inconmensurable drama de la muerte de Cristo en el Calvario. 


La cruz, elevada sobre el mundo, sigue en pie como señal de salvación y esperanza. 

Con la Pasión de Jesús, según el Evangelio de Juan, contemplamos el misterio del Crucificado, con el corazón del Amado discípulo, la Madre, del soldado que lo traspasó. 

Existe un acto simbólico muy expresivo y distintivo en este día: la veneración de la Santa Cruz, cuando se la  presenta solemnemente a la comunidad.

6 de abril de 2023

JUEVES SANTO: EL LAVATORIO LOS PIES


En la vida de Jesucristo, todo está divinamente ordenado. Enseña con acciones como también con palabras.

Cada gesto es una enseñanza, como cada palabra es una semilla, todo en la vida de Jesús es significativo.

Este Jueves Santo de la Pascua de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, nos presentamos ante el santo Triduo de Pascua con la celebración de la Eucaristía o la Cena del Señor.



11 de marzo de 2023

El Nombre de Dios...

Hubo un momento en el que Moisés tuvo la audacia de preguntar a Dios:

- ¿Cómo te llamas? 

Y Dios, amablemente, le dijo que su nombre era YHWH.


Con el tiempo, arbitrariamente, hemos añadido una “a” y una “e”, llegando así a YaHWeH.

Sin embargo, tanto los exegetas de la Biblia como los Rabinos han evidenciado que las letras YHWH representan sonidos de respiración o consonantes aspiradas, que se pronuncian sin vocales intercaladas; en realidad suenan como la respiración:  YH (inspira), WH (expira).

De manera que un recién nacido en su primer llanto, en su primera respiración, pronuncia el nombre de Dios.

Se puede pronunciar su nombre con un profundo suspiro, un gemido o un estremecimiento grave y agobiante.

Incluso el ateo pronuncia su nombre, sin saber que su propio aliento da un reconocimiento constante a Dios.

Asimismo, una persona deja esta tierra con su último aliento, cuando el nombre de Dios ya no llena sus pulmones.

Entonces, cuando no puedo decir nada más, mi respiración está diciendo su nombre.

Estar vivo significa que pronuncio su nombre constantemente.

Entonces, se escucha más fuerte cuando estoy lo más callado posible.

En la tristeza, respiramos profundos suspiros; en la alegría, nuestros pulmones casi parecen estallar; cuando tenemos miedo aguantamos la respiración y necesitamos que nos digan que respiremos lentamente para ayudar a calmarnos; cuando estamos a punto de hacer algo difícil respiramos hondo para encontrar ánimo.

Pensándolo bien, respirar es alabarlo, ¡incluso en los momentos más difíciles!

Esto es tan hermoso que me lleno de emoción cada vez que comprendo su significado.

Dios ha escogido un nombre que no podemos dejar de pronunciar mientras estamos vivos. 

Todos nosotros, en cualquier momento y en cualquier lugar, despiertos o dormidos, respiramos con el nombre de Dios en los labios".

Mons. Giovanni d'Ercole

Del muro de Fray Pablo cd

14 de febrero de 2023

Los árboles golpeados.

 Todos los días podemos aprender algo para nuestro crecimiento humano y espiritual, aquí la reflexión de una amiga de Córdoba en Argentina

Existen muchas costumbres agrícolas que tienen que ver con la violencia hacia los árboles frutales. 

En algunas partes se clavan puntas de acero, o colocan cadenas apretadas en torno al tronco, o le golpean con piedras o palos. Reconozco que me horroricé cuando conocí esto, pero antes de nada, investigué, y tristemente viene de muy atrás. 

Ya los egipcios rajaban la corteza de los Sicomoros (Ficus sycomorus, un tipo de higuera) para estimularla a dar frutos.

Parece ser que ciertas especies de árboles, como limoneros, papayas o higueras, si crecen muy a gusto, dan poca cosecha. 

Tienen agua, abono, suelo fértil… en esas circunstancias, el árbol se dedica a crecer, no le preocupa demasiado la descendencia. 

Seguro que habrán visto algunas higueras frondosas, con hojas lustrosas, pero apenas higos. Estas se están dedicando a crecer. En cambio, vas por el monte, y en una ladera pedregosa, donde nadie la hace ni caso, te encuentras con una higuera con más higos que hojas.

 ¿Qué está pasando?

Muy sencillo, los árboles nacen, crecen y se reproducen antes de morir, como cualquier ser vivo. Pero algunos, los que están bien regados y abonados, esa fase de “Crecer” la intentan llevar muy lejos para que cuando llegue el momento de dar fruto, pueda generar mucha más cosecha.

Esa higuera que crece entre piedras cree que está a punto de morir, sin apenas agua ni tierra sabe que no durará muchos años entonces se centra en dar fruta, en tratar de perpetuar su especie, solo emite las hojas necesarias para mantenerse viva, el resto de sus energías van para producir fruto.

Por eso se golpean o introducen clavos a los árboles, para hacerles creer que van a morir, de esta manera, el árbol se estresa, entra en pánico como todo ser vivo golpeado, y trata de dar mucha cosecha consciente de su cercana muerte. Luego cicatriza, nota que lo riegan y abonan y se recupera. 

Lo han engañado. Esta vivo, pero le han generado un daño que probablemente acorte su vida. Puede que dé más fruta, pero la dará menos años.

16 de diciembre de 2020

JUAN PABLO II SOBRE EL ABORTO

Para aquellos que en mi país dicen: soy católico pero estoy a favor del aborto, te pido que escuches a un papa al cuál seguramente sientes que lo admiras.
Roma locuta, causa finita...

1 de agosto de 2020

Pachamama Raymi 2020.

Hola, hoy en mi ciudad hay invitaciones por todos lados para tomar unos traguitos de caña con ruda para “festejar a la Pachamama” y para que agosto sea benigno y no nos de enfermedades propias del invierno, pero la fiesta de la Pachamama (Pachamama Raymi) es muchísimo más profundo e importante que eso.

Esta preciosa tradición altoandina, en la que hacemos memoria, honramos y agradecemos a la Madre Tierra, cómo mediadora y dispensadora de todos los bienes que recibimos de su bondadosa matriz, alimentos, minerales, resto, como totalidad, de la creación con la que convivimos, nos desarrollamos e interactuamos. Contemplamos a la Pachamama cómo un ser vivo, como un ser digno, como la madre que permite por medio de sus dones que cada día de nuestra vida sea coronado con lo necesario para que este sea verdaderamente humano. 

Por medio de esta tradición la llamamos con cantos que vienen desde nuestra raíz despertándola luego del invierno con una hermosa ofrenda, preparada con el deseo concreto de reciprocidad del Ayni, (reciprocidad comunitaria) porque la tierra necesita de nuestro cariño y nosotros del cariño y amor de ella.
Hoy resuena más que nunca el llamado a la Unidad y al reconocimiento de todas las tradiciones que han empujado la paz y los derechos de la Madre Tierra. El llamado a la unidad que ella nos hace, se traduce en un urgente llamado al cambio de paradigma, al cambio de nuestras prácticas por otras más armónicas al cuidado de la vida.
Es un fuerte llamado a fortalecer la conexión personal con todos y cada uno de los seres de la creación, vivos o inertes, al cambio del sentido de vida, al cambio de la religiosidad binaria por una espiritualidad que llene de sentido transcendente nuestro propio corazón y nos eleve hacia Dios.
Nos sentimos encerrados, aislados por una cuarentena real, el llamado de la Pachamama en esta etapa histórica es para experimentar si somos capaces de transformar estas fibras de muerte que nos encierran en oportunidades y lumbreras a nuevas comprensiones y bendiciones.
La única forma de avanzar es decidirnos a atravesar esto, lograr la inmunidad no por medio de una vacuna, sino a través una comprensión que nos devuelva la cordura para vivir en armonía con un planeta - ser que nos lo ha dado todo...
No podemos seguir igual, el gobierno no tiene la solución, cada uno debe transformarse en esa solución.
Jaillalla Pachamama!!!

18 de agosto de 2012

Corrupto: quien tiene el corazón roto

Articulo publicado en servicios Koinonia el 17 del corriente.
La indignación generalizada frente a la corrupción en Brasil y en el mundo entero está dando paso a la resignación y a la indiferencia, pues la impunidad está tan extendida que la mayoría de la gente desconfía de que haya solución.

Sobre este hecho la teología tiene algo que decir. Ella sostiene que la condición humana actual se encuentra desgarrada y decadente (infralapsárica se dice en el dialecto teológico) a consecuencia de un acto de corrupción. Según la narración bíblica, la serpiente corrompió a la mujer, la mujer corrompió al hombre y ambos nos dejaron un legado de corrupciones sobre corrupciones hasta el punto de que el mismo Dios “se arrepintió de haber creado al ser humano en la Tierra” como nos recuerda el texto del Génesis (6,6). Somos hijos e hijas de una corrupción originaria.
En los espacios cristianos se alegaba que todo mal se deriva de esta corrupción originaria, llamada pecado original. Pero esta expresión se ha vuelto extraña a los oídos modernos. Son pocos los que se refieren a ella.
Aún así, me atrevo a rescatarla, pues contiene una verdad innegable, confirmada por la reflexión filosófica de Sartre e incluso por el rigorismo filosófico de Kant, según el cual «el ser humano es un leño tan torcido que no se pueden sacar de él tablones rectos».
Es importante hacer notar que es un término creado por la teología. No se encuentra como tal en la Biblia. Fue san Agustín en diálogo epistolar con san Jerónimo quien lo inventó. Con la expresión “pecado original” no pretendía hablar del pasado. Lo “original” no tenía que ver con los orígenes primeros de la historia humana. San Agustín quería hablar del presente: la situación actual del ser humano, en su nivel más profundo, es perversa y está marcada por una distorsión que llega hasta los orígenes de su existencia (de ahí, “original”). Hace su filología de la palabra “corrupto”: es tener un corazón (cor) roto (ruptus, de rompere).
Somos portadores, por lo tanto, de una ruptura interna que equivale a una laceración del corazón. En palabras modernas: somos dia-bólicos y sim-bólicos, sapientes y dementes, capaces de amor y de odio.
Esta es la actual condition humaine. Pero por curiosidad, preguntaba san Agustín, ¿cuándo comenzó? Él mismo responde: desde que conocemos al ser humano: desde los “orígenes” (de aquí el segundo sentido de “original”). Pero no da importancia a esa pregunta. Lo importante es saber que aquí y ahora somos seres corruptos, corruptibles y corruptores. Y que creemos en alguien, Cristo, que nos puede liberar de esta situación.
¿Pero dónde se manifiesta más visiblemente este estado de corrupción? Quien nos responde es el famoso y católico Lord Acton (1843-1902): en los portadores de poder. Enfáticamente afirma: «mi dogma es la general maldad de los hombres de poder; son los que más se corrompen». Y hace una afirmación siempre repetida: «el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente». ¿Por qué, exactamente, el poder? Porque es uno de los arquetipos más poderosos y tentadores de la psique humana; nos proporciona el sentimiento de omnipotencia y de ser un pequeño «dios». Hobbes en su Leviatán (1651) nos lo confirma: «Señalo como tendencia general de todos los hombres un perpetuo e inquieto deseo de poder y más poder que solamente cesa con la muerte. La razón de esto reside en el hecho de que no se puede asegurar el poder sino buscando más poder todavía».
Ese poder se materializa en el dinero. Por eso las corrupciones que estamos presenciando envuelven siempre dinero y más dinero. Hay un dicho en Ghana: «la boca ríe pero el dinero ríe mejor». El corrupto cree en esta ilusión.
Hasta hoy no hemos encontrado cura para esta herida interior. Sólo podemos disminuirle la sangría. Creo que, en último término, vale el método bíblico: desenmascarar al corrupto, dejándolo desnudo delante de su corrupción, y la pura y simple expulsión del paraíso, es decir, sacar al corruptor y al corrompido de la sociedad y meterlos en la cárcel.

19 de mayo de 2011