17 de abril de 2010

Caminando con María....

Quinto Encuentro - MARÍA, MADRE DE LA JUSTICIA SOCIAL
María canta llena de alegría y nos dice (Lucas 1,46-55):
“Celebra todo mi ser la grandeza del Señor; me alegro en el Dios que nos salva. Porque quiso mirar la condición humilde de su servidora. Por eso en adelante todos los hombres dirán que soy feliz. El Señor ha hecho grandes cosas. Su brazo hizo hechos heroicos; arruinó a los soberbios en sus sueños de grandezas. Bajó del trono a los poderosos y levantó a los humildes; repletó a los hambrientos de todo lo que es bueno y despidió a los ricos con las manos vacías.”

Comentamos un poquito esto.
Este es el canto de María luego del saludo de su prima Isabel. Y en este canto reconoce la obra de Dios en ella.
Esto le regala alegría porque Dios se fija en lo humilde y sencillo.
Alegría también porque ve el comienzo del cambio social. Los de abajo subirán y los de arriba, bajarán.
Alegría porque ve al Dios de la igualdad, el emparejamiento.
PENSAMOS:
La salvación que quiere hacer y que trae Jesús y que viene de Dios LO QUE LLAMAMOS “SU REINO” pasa indefectiblemente por la Justicia Social.
Dios quiere la igualdad de los hombres. No quiere ricos y pobres, soberbios y humillados. Poderosos y esclavos. Todo esto es el pecado. El pecado social.
Y María ve eso en Dios, cuando la elige para ser la Madre de su Hijo. Ella que es una más en el pueblo.

No es de los dirigentes, de los importantes; no es de las familias trascendentales en el tener y el figurar.
Y María ve que Dios comienza y quiere hacer justicia. Quiere bajar a los agrandados, desinflar a los poderosos. Dejar en ayunas a los repletos. Dignificar a los despreciados. Que se harten de comer los que están hartos de pasar hambre o de comer mal.
Dar vuelta la tortilla. Emparejar en buenas y malas.
Que sientan ser reconocidos los que siempre fueron ninguneados. Que puedan tomar un buen vino, los que nunca fueron más allá del tetrabick en la villa. En fin; afirmados los negados y negados los afirmados. Que todos vivan una de cal y otra de arena; vacas flacas y vacas gordas. Y que no sea siempre solamente los pobres los que viven las malas.

ORACIÓN:
Madre, esos sueños tuyos, eso de ver caer a los poderosos y subir a los de abajo. Esos sueños de ver repletos a los vacíos y vacíos a los repletos. Que todos esos sueños los puedas ver en nosotros. Que nosotros seamos los que ejecutamos esos sueños-esperanzas.
Madre, que seamos continuadores de tantos que luchan por la justicia e igualdad.
Que luchan por lo mismo para todos; todos podamos vivir con las mismas oportunidades. Que todos tengamos lo que merecemos un trabajo y vivienda, con hospital, colegio, universidad.
Que seamos constructores de una sociedad en la que todos podamos bañarnos en el mar, subir cerros y montañas; todos con vacaciones, descanso, turismo y diversión.
Esa es la lucha que vos soñaste, la que tu Hijo comenzó y la que nosotros debemos continuar. Esa es nuestra misión; para eso estamos.
Por eso Madre, que nos animemos a ser misioneros de Jesús, misioneros de la Justicia Social; de la igualdad de los hombres, de los pueblos, de las razas.

COMPROMISO:
Que todos podamos ver que construir un mundo nuevo y diferente es posible.
Ojalá que podamos servir para eso.
Y María haznos útiles para esa misión.
Porque María; queremos que así sea.

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