18 de abril de 2010

Encuentros con María.......

Sexto Encuentro - MARÍA, MADRE UNIVERSAL
Leemos Marcos 3,20-21; 31-35.
“Vuelto a la casa donde estaba parando, se juntó otra vez tanta gente que ni siquiera podían comer. Al enterarse sus parientes fueron a hacerse cargo de él; porque algunos incluso decían: ¡Se ha vuelto loco!
Entonces llegaron su madre y sus hermanos; se quedaron afuera y lo mandaron llamar. Como era mucha la gente sentada en torno a Jesús, le transmitieron este mensaje: "Oye, tu madre, tus hermanos y tus hermanas y parientes están afuera y quieren hablar contigo. El les contestó: ¿quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados en torno a él, dijo: aquí están mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".


PENSAMOS:
Para la madre, hermanos, parientes, Jesús se había enloquecido y necesitaba tomar distancias. Descansar. Como estaba, iba camino a la locura. Lo veían demasiado entregado a su misión. Medio extremista.

María, su madre, salió de nuevo a buscarlo. Hacía un tiempo que no lo veía
Y aunque sabía que su hijo era "especial", "distinto", de tanto oír a la gente y a los parientes alarmados de lo que se decía de él, volvió de nuevo a querer verlo, saber de él. Estar con él.
Se acordaba de los doce años. Cuando se les quedó en Jerusalén. Pero ahora había una diferencia; ya era un hombre de treinta y pico y él sabía muy bien lo que quería.

¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Estos que están aquí; los que oyen lo que Dios quiere y lo hacen. Eso escucha la Madre, María.
Y se puso triste y contenta. Triste, porque quería tener más tiempo para estar con él. Contenta, porque lo veía hacer su vida, su proyecto, su sueño, su misión.

Feliz, porque había triunfado como madre, como educadora. Lo había hecho hijo porque lo hizo hermano de todos. Se siente como madre realizadora, madre plena; no había criado un hijo de mirada corta, para ellos o sus hermanos o su familia o unos pocos.

Había educado un Hijo para todos. Para que todos sean entre todos, padres, hijos, hermanos, madres, etc. Porque sabía que la misión de su hijo era hacer de todos los hombres y pueblos una sola familia.

Así María se sintió una Madre Universal, Madre Mundial, Madre para todos.

ORACIÓN:
Madre, ilumina a nuestras madres para que crien y eduquen hijos para todos. Y tomamos especialmente el momento en que los hijos se casan, o se juntan o comienzan su nueva familia.

Madre, que podamos querer a nuestra nueras o yernos. Que no les hagamos la guerra. Que no dividamos el corazón del hijo/a . Que los visitemos; que los busquemos de cuando en cuando. Y si hay situaciones que nos parecen extremas, las decimos con cariño y mansedumbre. Para ayudar. No echar más leña al fuego para pelear.

Y si hay cosas que no nos gustan o que haríamos de otra manera, tratar de comprender que también de otra manera distinta pueden ser. Puede haber otras formas.

Madre que nos ayudes a dejar de tener celos. Sabemos que eso también a vos te costó. Pero lo que cuesta, vale.

Madre, que seamos madres universales como vos. Nuestros hijos para todos y así seremos plenamente madres.

Madre: ¡Queremos ser madres; queremos que así sea!

COMPROMISO:
Educar para agrandar, para mirar más lejos. Para hacer de cada hijo, un hermano y una hermana de todos.
Criar Hijos Universales. No hijo sectarios cerrados a su familia; miopes que no ven más allá de su casa. ¡Qué puedan ver a los demás también! Especialmente a los más pobres y necesitados.

Hacer hijos para todos. Sólo se admite, se recomienda, se pide una dedicación especial: ser ante todo hermano de los más pobres, de los que padecen injusticias, los que no son.

Esta es la manera de vivir la fe en nuestros países latinoamericanos donde la iglesia ha hecho hace unos cuantos años lo que llamamos La opción preferencial por los pobres.
Esto significa también la lucha contra todos los sistemas, costumbres, escala de valores que producen las injusticias.

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