10 de junio de 2009

5 días de reflexión y oración

5º DIA
GUSTAR
El sentido del gusto está relacionado con un acto tan vital y elemental de nuestro existir como es el comer. Comiendo introducimos la vida de otros seres dentro de nosotros para mantenernos en vida. Así el gusto siente como la vida ajena entra dentro de nosotros para darnos vida o para darnos muerte.

El ejercicio iniciàtico del gusto adquiere un carácter sacramental en la Eucaristía; un mínimo de sabor para un máximo de Presencia. El Cuerpo de Cristo no es devorado ni tragado, sino que va lentamente deshaciéndose, lentamente deslizándose, lentamente haciéndose ser en mi para que yo me vaya haciendo ser de su ser.

Así pues gusto y alimento están tremendamente relacionados .
El alimento de Jesús fue hacer la voluntad del Padre (Juan 4, 32-34)
Una voluntad en la fue entrando en afinidad más allá de los costes que esto le llevará (Mc 14,32-42).
Gustar la voluntad del Padre le llevó a Jesús a pasar el trago de Getsemaní
La Eucaristía no fue un acto fortuito en la vida de Jesús sino que fue gestándose a lo largo de toda la vida de Jesús a través de sus palabras, sus gestos, encuentro, actitudes:
En su deseo de dar vida, una vida que es entregada gratuita y libremente: “Doy la vida para recobrarla después. Nadie me la quita, la doy voluntariamente” (Juan 10,10), (Juan 6,35)
En su compasión por el hambre de la gente .

Jesús se ofrece como pan de vida .Descubre las potencialidades de las personas, “Lo que tienen” y no sólo sus carencias ( Juan 6,5-11)

En sus gestos de incluir, reunir, hacer mesa común con un tipo de gente (Luc 2, 15) (Lucas 15,2)
Su oferta de comunión y de intimidad con el Padre (Lucas 6,56)
En la interpretación de tantas dimensiones de la vida del reino : La voluntad del Padre, su palabra, su llamada, sus promesas en clave de alimento banquete, saciedad
Mt 22,4
Mt 7, 9-11
Luc 12,37
Luc 16, 19-20

Jesús gustó la experiencia de vivir seducido por Dios y su proyecto de tal manera que la vivió hasta el extremo ( 13, 1-2)
La Eucaristía arranca también del gusto de Jesús por comer con un tipo de gente, de su comensalidad.

En todas las sociedades las comidas constituyen la forma primaria de iniciar y mantener relaciones humanas y va unido también a la de acción de gracias, al ofrecimiento. La comida es algo numinoso. El banquete sagrado es un arquetipo en casi todas las culturas.
En el estudio de una cultura cuando los antropólogos descubren donde cuando y con quien es ingerida la comida prácticamente ya pueden deducir cuales son las relaciones existentes entre los miembros de esa sociedad.

Así sucedía también en la cultura judía contemporánea de Jesús .Por eso la mesa común entre judíos y paganos era condenada, Se consideraba impura puesto que los segundos no cumplían los rituales establecidos, al igual que los pobres que no podían hacerlo por carecer de medios para ello.

En la sociedad de Jesús la comensalidad dominante era una comensalidad cerrada .
Sin embargo la comensalidad de Jesús va a ser una comensalidad abierta.
Jesús no solo come con sus discípulos ni con los puros ni bien vistos, sino que come con paganos, pobres y malditos, come con los amigos de Mateo (Mateo 9, 10) o con Zaqueo o acepta invitaciones que provoca escándalos de modo que es acusado de comedor y bebedor (Mateo 11,18-19)( Luc 7,34) , ofrece el banquete del Reino a los que andaban por los caminos mandando a un criado salir a buscarlos( parábola narrada en Mateo 22) , acoge en una comida las caricias de una pecadora poniéndola como ejemplo ante el resto de los comensales ( Lucas 7, 36 ss),
Las comidas de Jesús con los pecadores muestran que Dios es un Dios compasivo y misericordioso cuyo Reino pertenece a los últimos pese a las leyes políticas y religiosas que legitiman lo contrario.

En este sentido las comidas de Jesús con lo pecadores y malditos son un signo evangelizador mucho mas fuerte que sus palabras.
Por eso en la sociedad de la exclusión donde tanta gente vive de “migajas “ partir el pan de nuestra vida, tiempo, energías, afecto, ocio, propiedades, con los excluidos, visibilizar su realidad , sentarnos a su mesa e invitarles a la nuestra es el signo evangelizador suficientemente explicativo en si mismo, que continua desafiándonos como Iglesia

Las comidas de Jesús son un signo de la anticipación del Reino .
La comunión de mesa implica participación, reconocimiento de la dignidad humana de cada hombre y mujer sea cual sea su apariencia y condición. La comensalidad consagra la vecindad, la igualdad, la amistad, quienes comen juntos hacen causa común ,entran en complicidad
A través de la comensalidad se actualiza que Dios reina entre los hombres y mujeres, que se ha anticipado un modo nuevo de relaciones. Si Dios reina significa que ya no han de reinar unos hombres sobre otros, unas clases sobre otras, unos pueblos sobre otros, un sexo sobre otro, una etnia sobre otra.

Es decir, que a Dios sólo podemos acogerlo como Señor y Padre si los hombres y mujeres nos sentamos a compartir como hermanos y hermanas la mesa de esta tierra por eso la comensalidad de Jesús resultó muy incómoda para los poderes religiosos y políticos de su época ..
Hace unos días he leído un texto del comandante Marcos a propósito dela situación en Chiapas que decía:
“En la globalización actual se está cuadrando el mundo y se le están asignando rincones a las minorías indóciles. Pero sorpresa, el mundo es redondo. Y una característica de la redondez es que no tiene rincones .Querremos que no haya más rincones para deshacerse de los indígenas, de la gente que molesta, para arrinconarla como se arrincona a la basura para que nadie la vea.” (El País 25- II- 2001.).

Pues bien, las comidas de Jesús hacen visible el gesto de que el mundo es redondo y no se puede arrinconar a nadie.
Pero la Eucaristía aunque arranca de estas comidas de Jesús con la gente no fue una comida más sino que tiene un carácter de memorial, de testamento.
Jesús es consciente que entorno a él se va cerrando un cerco y busca la intimidad con sus discípulos para compartirles los secretos de su corazón (Lucas 22,7-23) (Juan 13, 1-15 ).
Juan, que no narrará la cena de Jesús sino el Lavatorio, resume en este acto todo lo que ha sido la vida del profeta de Nazaret. .

Jesús, en el lavatorio, al situarse desde abajo rompe la verticalidad y la dialéctica de amo y esclavo, nos expone a un Dios identificando con los más últimos y con lo más de abajo, sustentando, igualando sirviendo desde ahí y creando desde ese lugar y ese modo, la horizontalidad del Reino.
Es tan provocador este gesto, en el que algunos dicen que “ Jesús se mujerizó”, que en la imaginería religiosa apenas se recoge.

El arte ha reproducido escenas de Jesús en las que aparece presidiendo la Eucaristía, sin embargo hay muy pocas en las que Jesús aparece agachado y lavando los pies a sus discípulos, ocupando el último lugar. Esa actitud y ese gesto sigue escandalizándonos .
Como suele decir Adolfo Chercoles, si a algo le tenemos pavor es a quedarnos los últimos, lo que para la mayoría de nosotros y nosotras es pavor para el hermanito Carlos fue su deseo mas fundante en torno al que configuró toda su existencia (ejemplo de mi sobrino y mi hermano en una carrera donde el pequeño iba el último) .

En la Eucaristía Dios se nos presenta como la PALABRA EXPUESTA DE DIOS. Dios no salva imponiéndose sino exponiéndose y por tanto corre el riesgo de dela acogida y el rechazo, el reconocimiento o la descalificación .

Celebrar o adorar la Eucaristía , sin embargo, siempre tenemos la tentación de domesticarla y convertirla en una liturgia aséptica y rutinaria o en un acto de piedad individual
Entrar en comunión con el Dios de Jesús comer su Palabra Expuesta tiene su coste y su precio es la Cruz, pero el sabor y el alimento que ha penetrado en nosotros nos ha dado a degustar un sabor que empequeñece los demás sabores :
“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos “ (Juan 13, 1) y un amor así no puede acabar con la muerte ( Lucas 24, 13-45)

Comer a Jesús es actualizar su memoria subversiva en nuestro mundo. ¿A que riesgos nos invitan hoy nuestras Eucaristías?.

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