11 de junio de 2009

5 días de oración y reflexión...

DIA DE DESIERTO
El desierto es símbolo de la adoración pura
Desierto no es tan solo un lugar solitario y silencioso como se pueden encontrar tantos por el mundo, hasta en el corazón de nuestras ciudades, sino que el desierto conlleva unas características propias : el desierto no le sirve al hombre para nada, aparece como desprovisto de sentido frente a los valles fértiles de los que se pueden obtener beneficios.
Del mismo modo la adoración pura -de la que es imagen el desierto- no ofrece tampoco aparentemente ninguna utilidad al ser humano .
El desierto conduce a las personas al borde de su debilidad y de su impotencia y le obliga a buscar su fuerza sólo en Dios.
El paso de Israel por el desierto aparece ante nosotros como una prueba impuesta por Dios a su pueblo.

El recuerdo de las facilidades materiales de vida y de las cebollas que habían comido en Egipto era para los hijos e hijas de Israel ocasión de tentación de rebeldía contra la austera libertad hacia la que Dios les conducía en el desierto. Y esto sucederá hasta que Israel haya abdicado de su orgullo, comprobando su impotencia frente al hambre y la sed, ni pudiendo esperar en el desierto otro alimento que el que les será dado por Dios mismo.

En el desierto se nos caen las ilusiones que nos impiden ser concientes de todo lo que embaraza a nuestro corazón .No puede uno soportar caminar mucho tiempo por el desierto si no tiene un corazón sencillo y pobre y si todavía espera uno de la vida cualquier cosa que no sea Dios .
La tentación de instaurar el reino de Dios por otros medios que aquellos empleados por Jesús mismo sólo serán vencidas definitivamente en el desierto , como lo fueron por Jesús.

El desierto nos pone sin huida posible frente a la sola y única alternativa : Dios o lo que no es El, la conformidad total al plan de redención o la negativa a nuestra vocación.
(Voillaume : Con Jesús en el desierto)

Bíblicamente el desierto es tiempo de Prueba : NISSAH
En el desierto se pone a prueba la fe del pueblo y el pueblo pone a prueba la incondicionalidad del pacto que Dios ha hecho con ellos. En el desierto Dios y el hombre echan un pulso.
El desierto es también lugar de manifestación de la fidelidad inmerecida de Dios hacia su pueblo, un pueblo que se niega a avanzar cuando siente nostalgia de las ollas de Egipto o se le seca la garganta y que murmura constantemente de su Dios y sus promesas pero al que el Dios del desierto le regala el maná y transforma las aguas amargas en dulces (Ex. 16, 1-4;Ex 4, Ex. 15,22-27) , y al que conduce de día en forma de nube y de noche como columna de fuego ( Deut. 1, 33)

El desierto es lugar también de encuentro amoroso
El profeta Oseas que ama con locura a su infiel Gomer, símbolo del amor perdido de Dios por Israel , en lugar de castigarla y repudiarla como exigía el patriarcado se la lleva al desierto y la habla al corazón hasta convencerla (Os. 2, 16-25) .
También Jesús pasó la prueba del desierto y en su intemperie se encontró con la incondicionalidad de un Dios que le sostuvo de tal manera que le llevo a preferir su palabra en lugar del alimento, la confianza en lugar de los signos extraordinarios, el servicio frente a todo poder

“(.....) Es necesario pasar por el desierto y permanecer en él para recibir la Gracia de Dios: es en el desierto donde uno se vacía y se desprende de todo lo que no es Dios y donde se vacía completamente la casita de nuestra alma para dejarle todo el sitio a Dios solo. (.....) ..Es un tiempo de gracia...Es necesario ese silencio , ese recogimiento, ese olvido de todo lo creado, en medio de los cuales Dios establece en el alma su Reino y forma en ella el espíritu interior, la vida intima con Dios, la conversación del alma con Dios en la fe, la esperanza y la caridad” ( C. Foucauld . Pensamiento 72) .

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