Amigos y amigas que nos encontramos cada tanto en Munaysonqo (MNQ), desde aquí creemos que en estos tiempos que por gracias de Dios nos toca vivir, tan llenos de la desmesura de lo brutal, de lo prosaico, debemos regresar a por aquello que nos llena el alma de belleza, a lo IMPRESCINDIBLE.
Nos mueve una inquietud, rescatar aquella poesía imprescindible que se escribe en una vida, que se plasma en una melodía, en lo esencial de una pintura que nos lleve a recuperar el gozo de contemplar lo bello, jugar con los sentimientos, encontrar la alegría y la verdad del interior del hombre donde vibra, la divina Presencia.
UN GRITO DE DIGNIDAD
El último 12 de marzo de 2011, Italia festejaba el 150 aniversario de su unificación y
en esa ocasión se dio en la ópera de Roma la ópera "Nabucco" de
Giuseppe Verdi, dirigida por el maestro Ricardo Muti.
Nabucco es una obra tanto
musical como política: evoca el episodio de
la esclavitud de los judíos en Babilonia, y su famoso coro "Va
pensiero" es el canto de los esclavos oprimidos.
En Italia, este canto es
el símbolo de la búsqueda de libertad del pueblo, que a fines del siglo XIX (época en que se escribió la ópera) estaba oprimido por el imperio Habsburgo,
al que combatió hasta la creación de la Italia unificada.
Antes de la
representación, Gianni Alemanno, alcalde de Roma, subió al escenario para
pronunciar un discurso denunciando los recortes al presupuesto de cultura que
hizo el gobierno, a pesar de que Alemanno es miembro del partido gobernante y
viejo ministro de Berlusconi.
Esta intervención política, en un momento
cultural de los más simbólicos para Italia, produciría un efecto inesperado,
puesto que Berlusconi en persona asistía a la representación.
Ricardo Muti,
director de la orquesta, contó que fue una verdadera velada de revolución:
"Al principio hubo una gran ovación en el público.
Luego comenzamos con la
ópera. Se desarrolló muy bien hasta que llegamos al famoso canto Va pensiero.
Inmediatamente sentí que la atmósfera se tensaba en el público.
Hay cosas que
no se pueden describir, pero uno las siente. Era el silencio del público que se
hacía sentir.
Pero en el momento en que la gente se dio cuenta que empezaba el
Va Pensiero, el silencio se llenó de verdadero fervor.
Se podía sentir la
reacción visceral del público ante el lamento de los esclavos que cantan:
"Oh patria mía, tan bella y perdida."
Cuando el coro llegaba a su fin, ya se oían en
el público varios "bis".
El
público comenzó a gritar: "¡Viva Italia!", "¡Viva Verdi!",
"¡Larga vida a Italia!". La gente en el gallinero comenzó a arrojar
papeles con mensajes patrióticos.
En una única ocasión Muti había aceptado
hacer un bis para el "Va
Pensiero" en la Scala de Milán en 1986, puesto que para él la ópera no
debe sufrir interrupciones.
"Yo no quería sólo hacer un bis. Tenía que
haber una intención especial para hacerlo", relata. Pero el público ya
había despertado su sentimiento patriótico.
En un gesto teatral, Muti se dio
vuelta y miró al público y a Berlusconi a la vez, y dijo:
"Sí, estoy de acuerdo con esto.
"Larga vida a Italia".
Pero...Ya no tengo más 30 años y he vivido mi vida,
pero recorrí mucho el mundo, y hoy tengo vergüenza de lo que sucede en mi país.
Entonces accedo a vuestro pedido de un bis para el Va Pensiero, nuevamente.
No
es sólo por la dicha patriótica que siento, sino porque esta noche, cuando
dirigía el Coro que cantó "Ay mi patria, bella y perdida", pensé, que
si seguimos así vamos a matar la cultura sobre la cual se construyó la historia
de Italia.
En tal caso, nuestra patria estaría en verdad "bella y
perdida".
(Aplausos , incluidos de los artistas en escena)
Continuó: Ya que reina acá un clima italiano,
yo, Muti, me callé la boca muchos años. Quisiera ahora... tendríamos que darle
sentido a este canto; estamos en nuestra casa, el teatro de Roma, y con un coro
que cantó magníficamente bien y que acompañó espléndidamente.
Si quieren, les
propongo unirse a nosotros para que cantemos todos juntos. Entonces invitó al público a cantar con el coro de esclavos.
"Vi grupos de gente
levantarse. Toda la ópera de Roma se levantó. Y el Coro también. Fue un
momento mágico en la ópera.
Esa noche no fue solamente una representación
de Nabucco, sino también una declaración del teatro de la capital para llamar
la atención a los políticos."
Por último, te acercamos querido amigo, querida amiga la divulgación del genial Ramón Genier que nos llevará de la mano a los íntimos recovecos de este corazón enamorado.
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