Está cerrada con una cristalera, habilitando un reducido espacio que contiene
una cama, una mesa, dos sillas, un hornillo de gas, una estantería con libros,
una cruz, un par de retratos de Ramana Maharshi (Sabio hindú de este siglo) y
un altar.
Suficiente para el padre Basili, "El ermitaño de Montserrat",
que lleva quince años viviendo como Blanquerna, levantándose al alba, rezando y
meditando, después de haber recorrido medio mundo como Ramon Llull.
El padre
Basil, de 66 años, luenga y poblada barba, un erudito conocedor de lenguas tan
dispares como el árabe, el alemán o el hebreo, es en la actualidad el único
habitante de las doce ermitas que hay en Montserrat.
Basili Girbau, monje benedictino, nació en 1925 en Barcelona,
ciudad en la que murió el 23 de diciembre de 2003, tras una larga y penosa enfermedad. |
Conversación con Basili Guirbau, ermitaño de Montserrat.
- A principio del siglo XXI, en una sociedad volcada al
consumismo, ¿es posible vivir ascéticamente, como un ermitaño?
- Para el hombre que quiere hacerlo todo es posible con la
ayuda de Dios. Existe una gracia, un no sé qué, un amor, que me da fuerzas para
ir descubriendo que se puede vivir feliz sin tener que satisfacer tantas
necesidades. Hay mucha gente que cree que si no tiene esto o lo de más allá no
puede ser feliz. Y entonces, cuando quizás lo consigue tras muchos esfuerzos
llega la pregunta: "¿Y ahora qué?¿Más cosas?".
- ¿Y usted se ha contestado esta pregunta?
- Vivir. No se trata de filosofar ni de hacer un discurso,
Estás aquí ¿Qué más quieres? Respiras. Tu corazón palpita. ¿Qué importa ayer?
¿Qué importa el mañana? Estás aquí. Entonces ríe, ríe a reventar. Tienes lo
indispensable. No te hace falta ni más ni menos.
- ¿Cómo tomó la decisión de retirarse aquí?
- Generalmente acostumbro a contestar que no lo sé. No existe
una explicación puramente racional, no es sólo la mente la que actúa, es toda
una corriente de vida que toma formas diversas. Aunque, ciertamente, no se me
hubiera ocurrido pedir permiso para vivir en esta ermita si no me hubiera precedido
un monje, el padre Estanislau, que estuvo aquí hasta el año 1972 y que continúa
viviendo como ermitaño en otro lugar. Lo que deseo únicamente es profundizar en
mi conciencia. Y con este profundizar creo que estoy ayudando a todos los
hombres; no sólo yo, sino todos los que lo hagan. También pienso que es
importante encontrar aquella dimensión que te ayuda a realizar la comunión con
todas las personas, y esta distancia que te separa de donde las personas viven
juntas, conviven, en cierta forma te ayuda a comprender mejor que es eso de la
convivencia y te hace sentir mucho más cerca de ellas, aunque de otra manera.
- ¿No resulta difícil soportar esta soledad?
- Es algo que habría que preguntar al inquilino de uno de esos
bloques anónimos, rodeado de centenares o miles de personas pero que vive una
soledad realmente terrible. La soledad habita en el corazón. Yo no estoy en
soledad. Es algo totalmente exterior al hecho de que yo es te viviendo en esta
semicueva, en plena montaña. Si vives en plenitud no puedes estar solo. Estarás
solo en el sentido de que no estás cerca de otros hombres, pero únicamente en
este sentido. Para mí la auténtica soledad es la carencia, la ausencia de Dios,
la ausencia de esta plenitud, este apuntar a la trascendencia...
- ¿Que la ha aportado hasta el momento su retiro aquí?
- Paz, júbilo, silencio interior, desprendimiento o desapego
de las cosas que pasan y ver cómo la fe, el amor, la plegaria, inciden
realmente y se constata lo útiles que son.
- Hoy en día, ¿Cual es la misión de las personas que, como
usted, se dedican a la contemplación?
- Como ya he dicho, pienso que la fuerza del amor, de la
plegaria, tiene un efecto real en el mundo, y que cualquier hombre que decida
profundizar en su interior y cultivar la vida espiritual más allá de la materia
está ayudando a todos los hombres.
- A primera vista parece que existen numerosos puntos de
contacto entre la contemplación, la mística cristiana y diversas corrientes
religiosas orientales que han creado una nueva espiritualidad en la segunda
mitad del siglo XX...
- Sí. Existen. Por ejemplo, un autor medieval del siglo XIV,
anónimo, posiblemente un monje cartujo, escribió un libro llamado "La nube
del no saber", un tratado precioso de contemplación con postulados muy
parecidos a lo que es la meditación Zen. El mismo San Juan de la Cruz aconseja para llegar a
la unión con la divinidad practicar los mismos ejercicios que en la meditación
trascendental, intentando vaciar la mente: "simple atención amorosa a
Dios, sin ningún pensamiento concreto y particular", creo que dice. En mi
caso fue Ramana Maharshi, un hindú a quien conocí a través de un libro en 1963,
quien realmente me abrió un camino práctico a la interiorización. Ciertamente,
existen muchos caminos en la tradición cristiana pero, por lo que sea, están es
desuso. Ramana Maharshi era lo que en la tradición se llama un jivan mukti, un
hombre sin mente. Ya no le hace falta hacer funcionar su mente porque Dios ha
llenado su espíritu. El dice: "Cuando la luna -que sería la mente- es iluminada
por el sol durante la noche, su luz te ayuda a ver, pero cuando el sol ilumina
a la luna -esa luna de cuarto menguante que se ve durante el día- entonces no
utilizas la luz de la luna para ver sino que ves directamente de la luz del
sol, que no es la mente, es el si-mismo, el Yo de mi yo, la realidad de toda
realidad de la cuál procede, por la cuál es creada tu mente".
Basilio Maria Girbau en la cueva en la que permaneció durante
tres decadas, su amor por los animales era proverbial, aquí aparece con su perra "Viola". |
- Le he oído decir, en otra ocasión, que en el budismo Zen
se dice: "Si te encuentras con Buda en tu camino, mátalo". Y que
además Raimundo Panikkar afirmaba: "Si te encuentras con Cristo en tu
camino, cómetelo". ¿Que quería significar con ello?.
- Exactamente nada. Hay respuestas que debe encontrar uno
mismo. Pero sí te diré que el Buda al que hay que matar es el que se encuentra
fuera de ti y delante, porque Buda sólo es interior. Igualmente comerse a
Cristo significa interiorizarlo y dejarlo que viva por la fe, en tu corazón.
- Hoy en día hay una gran pérdida de la religiosidad, del
sentimiento religioso; mucha gente vive de espaldas a la religión, ¿a que puede
deberse?
- Bueno, hablamos de todo el mundo como si el mundo sólo
fuéramos nosotros, los señores de Europa y América, cuando hay muchos lugares
donde hay mucha religiosidad y mucho fervor, mucho sentido de Dios. Ahora, en
Occidente es cierto que se da esta falta de religiosidad. Yo creo que se debe,
por una parte, a la sobrevaloración de las cosas materiales, de la comodidad,
del dinero: por otra, a la sobrevaloración de la capacidad discursiva de la
inteligencia racional sin un sujeto realizado, profundamente realizado. Esto
lleva a un gran desarrollo intelectual y técnico que podrían comportar grandes
beneficios, pero que es como si estuvieran en manos de un niño irresponsable.
Me refiero, por ejemplo, a la energía atómica, que de momento se ha utilizado
en la fabricación de armamento en un proceso totalmente irracional, en que el
miedo al enemigo ha llevado a armarse hasta los dientes generando una
gigantesca capacidad destructiva. Poco inteligente ¿no? Es lo que sucede cuando
uno vive a nivel superficial, como se vive en la actualidad. Todo debe estar en
proporción. No hay interior sin exterior, no hay fondo sin superficie, ni
superficie sin fondo. Lo terrible es vivir la superficie sin ser consciente del
fondo, como sería terrible ser consciente del fondo sin ser consciente de la
superficie. También la religión puede vivirse a nivel superficial, porque en
nombre de la religión se han cometido muchas barbaridades.
- ¿Piensa que a la religión le hace falta también una
evolución?
- No; le hace falta una profundización. En la religión no debe
evolucionar nada, quien debe evolucionar es el hombre, que ha de encontrar sus
raíces, las raíces de sí mismo, el origen, la fuente...
- ¿Que debería cambiar en la sociedad para que fuera mejor,
más justa?
- El corazón del hombre. Nada más. Así de simple. Pero es
dificilísimo para muchas personas; lanzadas a una serie de inercias casi
insuperables.
- ¿Puede haber un nuevo resurgir espiritual en Occidente?
- Sí, claro. A medida que los hombres se vayan desengañando.
El desengaño es una cosa muy positiva. Si vives engañado, desengañarte es una
liberación. Deseo el desengaño total, de todos, y conforme los hombre se vayan
desengañando surgirá la luz. Un desengaño en sentido positivo ¿eh?, para descubrir
lo negativo del engaño y para que quede lo que no es engaño...
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