26 de mayo de 2013

El Dios de la Misericordia....


Dios es Amor, es comunidad, es relación permanente entrañable, filial, esponsal. Dios engendra, crea, salva, santifica, y nos invita a ser fecundos, cooperadores con su creación. Estamos llamados a la santidad, gracias a haber sido redimidos.
El conocimiento que el Espíritu Santo nos permite tener de Dios, gracias al don que nos otorgó Jesucristo, nos introduce en la experiencia de sabernos amados, introducidos en el seno del Padre, en la naturaleza humana del Verbo hecho carne y ascendido a los cielos.
Gracias a la revelación cristiana, nuestra necesidad de sabernos engendrados por amor tiene respuesta. El Padre Dios ha querido nuestra existencia, y la mantiene por amor entrañable.
Gracias a Jesucristo, manifestación plena del Padre, y a su opción amistosa de ser nuestro compañero y nuestra referencia última, se nos colma la necesidad de un acompañamiento fraterno en el camino de la vida.
Gracias al Espíritu, que Jesucristo nos envió desde el seno del Padre, nos reconocemos habitados por dentro, y capaces de sentir el gozo, la paz, el consuelo, la fuerza, la valentía, que nos dan los dones derramados en nuestro corazón, al participar de los sacramentos.
Es día de alabanza, de dar gloria a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, día de adorar.

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