Me gustan mucho estos fines de semana porque nuestra Iglesia nos propone vivir estos misterios tremendos de nuestra fe; Pentecostes, Sma. Trinidad y Corpus; que bonito digo para mí; poder abrebar en estas verdades de amor del Dios que se hizo Hombre, que nos acompaña y nos guarda cómo a lo que somos ... Hijos amados.
Por eso me apetece compartir con todos y todas este escrito del Padre
Obispo Pedro Casaldáliga, acerca del Espíritu Santo, espero les guste tanto como a mí y nos ayude a seguir profundizando en el corazón del Padre
El amor Trinitario tiene cómo único fín, amar al hombre pobre como a sí mismo |
Es bueno recordar, primero, que el Espíritu
santo no es una paloma. No tiene cuerpo.
La Santísima
Trinidad (El Dios en el que nosotros creemos), es Padre, Hijo y Espíritu. Las
tres personas distintas en un solo Dios.
Ocurre que en
la Biblia, en el catecismo, en las iglesias y cuadros, el Espíritu Santo es presentado
en forma de paloma. El Evangelio nos narra (Mateo 3) que, después de ser
bautizado en el Río Jordán, Jesús salió del agua “y después se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que descendía
como paloma que se posaba sobre él...” De allí la figura de paloma que
empezó a usarse en la Iglesia para representar al Espíritu Santo.
Podemos entonces, usar esta figura para hablar
del Espíritu santo. ¿Por qué suele decirse que el Espíritu Santo tiene dos
alas?
Porque por una
parte el Espíritu nos lleva a la oración, a la interioridad, a la paz.
Pero por otra
nos lleva a la acción, al compromiso, a la lucha.
Es el mismo
Espíritu que se manifiesta en ambas dimensiones.
Nunca nos conduce a las nubes, a la
indiferencia, a cruzarnos de brazos. Siempre es “el Espíritu de Verdad”, “El
Padre de los pobres”, “El Espíritu de la Vida”, viento y fuego. Aquel pasaje
que marca en el evangelio el inicio de la vida misionera de Jesús, debería ser suficiente
para que entendiéramos cómo el Espíritu Santo es “agitador y subversivo”,
porque da vuelta la casa, el mundo (eso significa subversivo, es
revolucionario, denuncia la injusticia y la opresión.
También leemos
en San Lucas (cap. 4, 4-19) estas palabras: “El
Espíritu del Señor está sobre mí. Porque él me ha enviado a traer la Buena
Nueva a los pobres, a anunciar a los cautivos la liberación y a los ciegos que pronto
comenzarán a ver, a despedir libre a los oprimidos y a proclamar el año de
Gracia del Señor”.
Jesús, tomado
por el Espíritu, parte para su misión de evangelizador de los pobres y de liberador
del mundo. María, llena del Espíritu Santo, proclama (en su canto, Lucas 1) la
caída de los poderosos y la exaltación de los humildes.
En el Día de Pentecostés los primeros
discípulos, sacudidos por el viento y por las llamas del Espíritu, se lanzan a
dar testimonio del Resucitado, venciendo el miedo, enfrentando a los grandes, a
los peligros y a la misma muerte (Hechos 5, 17 y siguientes)
Hay muchos
cristianos que quisieran encerrar al Espíritu Santo como una paloma en una
jaula, sin reivindicaciones, blanquita y sosegada. Buena para cantar aleluya,
para llorar de emoción, para levantar los brazos al cielo, separando los pies
de la tierra (así se habla en las sectas, del Espíritu Santo).
Esos
cristianos le están cortando un ala al Espíritu Santo: el ala izquierda, la del
compromiso y de la acción, la de la liberación y de la lucha.
He venido a traer Fuego, y cuanto quisiera que ya este ardiendo... |
Un Espíritu
manco no es más el Espíritu de Jesús. Queremos un Espíritu completo.
Queremos
seguir al Espíritu con toda la fidelidad. Orando y actuando, en la tranquilidad
y en la lucha. Bajo el impulso de sus dos alas, abrazando el cielo con la
tierra, al Padre y a los hermanos.
Pentecostés es
la Fiesta del Espíritu Santo. Es para examinarnos si creemos en el verdadero Espíritu
de Dios. Si no lo mutilamos. Si lo seguimos fielmente como lo siguió Jesús.
Porque el Espíritu que descendió sobre Jesús, es el mismo que quiere descender
ahora sobre nosotros.
Por el Espíritu
somos cristianos. Con su fuerza y con su luz vamos haciendo camino.
En la alegría
del Espíritu Santo, con las dos alas bien abiertas, los abraza este hermano y compañero...
+ Pedro
Casaldáliga
Obispo
(emérito) de São Felix (Brasil)
2 comentarios :
Impecable, sensible hermoso como todo de Casaldáliga! Gracias por compartirlo Claudio!
Totalmente de acuerdo amiga. Bendiciones.-
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