Mauricio Silva, Hermano del Evangelio y barrendero, desapareció durante la dictadura en Argentina.
Señor,
yo sé que Tú estás,
en
la fe luminosa de una noche de estrellas,
de
un día radiante de azul y de sol.
Yo sé que Tú estás,
en
la espera gozosa de un niño que viene,
de
una carta que llega,
de
un amigo que vuelve.
Tú
estás, yo sé que Tú estás
en
el amor inmenso de unas manos que abrazan
y
en el puro cariño del beso que me dan.
Mas
también sé que estás
en
la fe desprovista y desnuda
cuando
un día y otro día
le
cuenta su rutina de trabajo y pobreza
y
mi alma se hunde en tiniebla total.
Yo
sé que Tú estás
cuando
la esperanza es cuesta empinada,
la
cumbre es incierta y las fuerzas muy pocas.
Tú
estás.
Yo
sé que Tú estás
cuando
amar es un surco humilde y oscuro,
que
reclama al grano para ser fecundo
y
morir en soledad.
Yo
sé que Tú estás,
Señor,
que te creo,
Señor,
que te espero,
Señor,
que me amas,
Yo
sé que Tú estás.
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