6 de abril de 2010

Caminando junto a María

Día segundo - "Madre desamparada"
Cuenta el evangelio de Lucas 2,1,7:
"En aquellos días el emperador mandó hacer un censo en todo el país. Tenían que ir a anotarse a los pueblos de los mayores. José y María su esposa que estaba embarazada, tuvieron que viajar para inscribirse en una ciudad llamada Belén. Cuando estaban en Belén le llegó el día en que debía tener su hijo. Y dio luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada".
PENSAMOS:
Tenían unos cuantos kilómetros de distancia. Casi un día viajando. Todo eso pudo haber apurado el asunto del nacimiento. No es lo mismo viajar que estar en casa.
Y cuando llegaron a la ciudad el niño quería nacer.
Entones apurado el “papá” José comenzó a preguntar por hospedajes, pensiones o alquileres. Todo lleno.
Ninguno al ver la situación de María, dijo: vengan aquí; les dejo el lugar.
Ninguno comprendió la situación. Ninguno hizo un esfuerzo. Ninguno renunció a nada. Todos se dijeron: no es problema nuestro.
Seguro que alguno también pensó: estos pobres siempre igual; todo a último momento; nunca prevén nada.
¡Que se arreglen como puedan!
Y José y María enfilaron para las afueras, a la periferia, hacia su lugar
Un paisano les prestó un lugar. Para eso, el hombre corrió los animales a otro lado, al descampado. Y ahí nomás nació Jesús.
Y ahí también María se hizo La Madre. Casi sin nada y a la intemperie.

Me hace pensar también como tenemos muchos nacimientos hoy en nuestros barrios; sin obra social, a las apuradas, corriendo a medianoche a los hospitales y tantas veces mal atendidos…. por la demanda y la falta de personal vió?
Hoy nosotros hacemos los pesebres muy lindos. Limpitos, ordenaditos y hasta perfumados. Parecen hoteles cinco estrellas, maternidades modelos.
Pero nada de esto ocurrió aquella vez.
Tambien en nuestras ciudades, tantos nacimientos y tantas madres recrean hoy la desprotección así como María, así cómo Jesús. Hay tantos nacimientos en nuestra ciudades simbolizados en gente que llegan en busca de trabajo; o personas recién instaladas en asentamientos con cuatro naylons y cuatro chapas. Viviendo sin luces y con miedos cuando llueve mucho. Viendo las luces allá lejos; las luces del centro del pueblo. Como las veía María.
Con ganas de llorar de rabia e impotencia. ¿Porqué tiene que ser al revés? ¿Porqué quién más necesita (luz, cama, calor, orden, paz, tranquilidad) no lo tiene? ¿Porqué hay tantas diferencias entre los humanos?
¿Porqué unos pocos demasiado y unos muchos muy poco? María se acordaba de cuando fue a acompañarla a Isabel cuando iba a tener su alumbramiento y aquel canto que le salió del alma; aquel canto de la igualdad, aquel canto de la verdad y la justicia que venía de Dios. Porque no, el canto de la revancha: (Lucas, 2,52) "Sacó a los poderosos de sus tronos y puso en su lugar a los humildes; repletó a los hambrientos de todo lo que es bueno y despidió vacíos a los ricos".
Por eso el desamparo de muchos nacimientos, el desamparo de muchas madres, también lo vivió María. Por eso no pedimos protección a alguien que las pasó todas. A alguien que se las sabe todas, no porque las vió por televisión, sino porque las vivió en carne propia.

María es la Madre que como nosotros espera y quiere una igualdad. Así se emparejan todos. Y que no sean los humildes y los hambrientos los que siempre pagan los platos rotos. Como esta última crisis que nos vino con eso de las caídas de los bancos, hipotecas y demás yerbas. Que nosotros, aunque no entendamos nada, sentimos que vuelve a faltar trabajo y que las cosas aumentan y adelantamos para atrás. ¡Y cuánta razón lleva una madre cuándo grita cuándo les va a tocar a los de arriba! ¡Cuando va a ser parejo para todos! Y esa es la fe de María; esa es su esperanza.
¡Ésa es nuestra madre! Por eso le confiamos, nos arrimamos, pedimos su cariño y protección.

ORACIÓN:
Que nos enseñes a luchar para que todos los nacimientos y todas las madres tengan lo que precisan para que todo salga bien. Estudios médicos para asegurar la salud del BB, lugares de internación y cuando vuelvan a sus casas, tranquilidad y acogida.
Que se sientan en especial protegidas y amparadas por María las madres que están alejadas de sus lugares de origen, migrantes por trabajo. Las que son madres solteras, echadas de sus casas, abandonadas por el compañero.
Todas las madres que sientan que no tienen todo lo que es necesario para un buen nacimiento; todas las madres que se preguntan ¿por qué tienen que pasarnos esto a las madres pobres? ¿por qué tenemos que ser pobres? Y que encuentran con María un sueño, la esperanza de un Dios que viene a elevar a los humildes y colmarnos de bienes. Y tener esa esperanza es ya un rezo; es algo que va a ser; aunque no sepamos bien como y cuando. Pero que ya se viene.
Y gracias Dios por ser así; y gracias María por saberlo y alcanzar de tu hijo todo bien y justicia y asi alabar a Dios, porque es así. Y que así, sea…. Y será.

COMPROMISO:
No quedarnos conformes con lo que se da y como se da.
No seamos hipócritas alertando sobre el aborto y quedándonos indiferentes antes las situaciones de nacimientos miserables. O todo o nada. No tener dos caras. No ser iglesia falsa, farisea.
Volver a luchar de nuevo por trabajo digno y necesario para todos. Por planes de vivienda que tanta falta hacen.
Y creer en un Dios que no quiere la resignación, que nos quedemos en el molde. Un Dios que nos quiere rebeldes con causa, con motivos. Un Dios que nos quiere en comunidades, en cooperativas de trabajo, en grupos sociales, políticos, culturales. Un Dios que no nos quiere solos, individuales, pues así no servimos para nada. Un Dios que nos quiere con otros; un Dios del "juntos podemos". Un Dios que nos quiere familia, pueblo.
Y pedimos a María que nos ayude a encontrar: ¿que puedo hacer?¿con quiénes lo puedo hacer? y ¿cómo comenzamos a hacerlo?

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