18 de febrero de 2009

Mons. Romero

El nuevo arzobispo de salvadoreño; exhortó a los grupos ideológicos y políticos que dejen de atacar o de enarbolar al fallecido obispo. Llamó a que la devoción hacia él sea mayor. Oscar Romero, asesinado en 1980, fue y es un ícono de la lucha social.

El nuevo arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, pidió este domingo dejar de atacar a la figura del extinto obispo Oscar Arnulfo Romero, y de enarbolarlo con fines políticos, para que avance el proceso de canonización que realiza el Vaticano.

En su primera conferencia de prensa, luego de tomar el sábado posesión del cargo de jefe de la Iglesia católica de San Salvador, Escobar recordó que el proceso requiere de un ambiente tranquilo para poder estudiar las enseñanzas y virtudes de la persona. "Yo soy de esos sacerdotes que esperamos que se canonice pronto", dijo.

Según el religioso, el llamado no busca señalar a nadie, pero indicó que cualquier agrupación que utilice su figura como "una bandera, como un símbolo o como una identidad de su grupo, no abona al proceso de canonización". Aclaró que el proceso de canonización incluye "un examen exhaustivo de la persona que se está canonizando con todas sus enseñanzas y todas sus obras, sus virtudes" por lo que es importante que la figura no sea utilizada para cuestiones políticas.

Explicó que lo más importante para que avance la canonización es invocar a Romero, así como dar a conocer ante el Vaticano las gracias que concede la intercesión del religioso. Precisó que en El Salvador existe una oficina que recoge todos los testimonios de milagros y los envía al Vaticano, lo cual, dijo, sí cuenta para el avance de su reconocimiento como santo.

En ese sentido, el arzobispo indicó que aunque la devoción al religioso es indiscutible en este país, pidió que ésta sea mucho mayor para ayudar al proceso iniciado en 1992. Un santo y una figura política Romero, quien fue arzobispo de San Salvador, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un francotirador de la derecha salvadoreña en el momento en que oficiaba misa.

El asesino formaba parte de un escuadrón armado que supuestamente actuó por órdenes de Roberto d'Aubuisson, el fundador del gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA, derecha). Escobar Alas, durante la homilía de su toma de posesión, recordó al arzobispo Romero como el "mártir quien tuvo la dicha de unir su sangre a la de Cristo en la celebración de la santísima eucaristía, sellando de esta manera el hermoso ejemplo de santidad de toda su vida".

Agregó que tener un santo salvadoreño "sería la más grande dicha de la Iglesia de este país y la más grande bendición que pudiésemos tener". El crimen de Romero fue uno de los hechos que desataron la guerra civil que enfrentó la nación entre 1980 y 1992.

El religioso denunciaba en sus homilías la injusticia, la represión y la pobreza que vivían la mayoría de salvadoreños en la época previa al conflicto armado. Por esto, Romero continúa siendo un ícono de la lucha social en el país.

Su figura es recordada a cada momento, sobre todo, por agrupaciones de la oposición, de movimientos sociales, religiosos, guerrilleros y civiles del país, aunque en sectores del actual gobierno y de la derecha de este país les incomoda su recuerdo.

Fuente: Notimex y EFE

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