12 de diciembre de 2008

ADVIENTO (2)

ESPERA CON HAMBRE DE UN REDENTOR
¿Cuál es la espiritualidad del adviento?
Con la liturgia del adviento la comunidad cristiana está llamada a vivir determinadas actitudes espirituales esenciales:
- la vigilante y gozosa espera
- la esperanza
- la conversión
La Iglesia, viviendo esta espera en actitud vigilante, clama: Maranatha: Ven, Señor Jesús (Ap 22,17.20).
El adviento celebra al Dios esperanza (Rm 15,13) y vive la gozosa esperanza (Rm 8, 24-25).
Entrando en la historia, Dios interpela al hombre. La venida de Dios en Cristo exige conversión continua, y despertar del sueño (Rm 13,11-14). A través de la predicación de Bautista estamos llamados a preparar los caminos del Señor, a acoger a Dios que viene, convertidos de mente y corazón en el espíritu de las bienaventuranzas.
Si Cristo vino, fue sobre todo para que el hombre supiera cuánto lo ama Dios y lo aprendiera para encenderse más en el amor de quien lo amó antes, para amar al prójimo según la voluntad y el ejemplo de quien se hizo prójimo prefiriendo no a los que estaban cerca de Él, sino a los que vagaban lejos. Ponte como fin este amor, al que referirás todo lo que digas; cuenta todas las cosas de manera que la persona a la que hablas crea al escuchar, espere al creer y ame al esperar (San Agustín).

¿La Virgen María y adviento?
El nombre de la Theotokos contiene toda la economía divina sobre este mundo (san Juan Damasceno, PG 94, 1029).
La memoria de la Madre de Dios está indisolublemente unida a la obra salvífica del Hijo. El Concilio Vaticano II declara:
En la celebración de este círculo anual de los misterios de Cristo, la santa Iglesia venera con amor especial a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen María, unida con lazo indisoluble a la obra salvífica de su Hijo. En ella la Iglesia admira y ensalza el fruto más espléndido de la redención y la contempla gozosamente como purísima imagen de lo que ella misma, toda entera, ansía y espera ser (SC 103).
En adviento resuenan las antiguas voces proféticas sobre la Virgen y el Mesías. La figura de María, la madre mesiánica, está proféticamente bosquejada en el Antiguo Testamento. María es el testigo silencioso del cumplimiento de las promesas. Es la encarnación ideal del Antiguo Israel que ha llegado a la plenitud de los tiempos.
· En los libros del Antiguo Testamento aparece ya proféticamente bosquejada la promesa de victoria sobre la serpiente hecha a los primeros padres (Gn 3,15). Por María nos llega el linaje de quien aplastará la cabeza al maligno (Gn 3,15; Ap 12).
· María es la nueva mujer, la nueva Eva, la primera redimida, abogada de Eva (san Ireneo), que restablece el sentido original de la historia de la salvación.
· María es la heredera de la fe de Israel en el Sinaí (Ex 19-24). El nosotros haremos todo lo que el Señor ha dicho (Ex 19,8; 24,3.7) es el Fiat del Antiguo Testamento.
· María es la Virgen que concebirá y dará a luz un hijo que se llamará Enmanuel (Is 7,14; Miq 5,2-3; Mt 1,22-23).
· María con su anunciación es la hija de Sión (Lc 1,26-38). Lucas aplicará a la Virgen las profecías de Zacarías (2,14-15; 9,9-10), Sofonías (3,14-17) y Joel (2,21-27) dirigidas a la hija de Sión.
· María es el arca y tabernáculo de la nueva alianza. Es la morada de la presencia de Dios (sekinah), que encarna a su Hijo. Su seno puro y virginal es el arca de la alianza. La visita de María a Isabel está modelada según el traslado del Arca de la Alianza desde Baalá de Judá a Jerusalén, por orden de David (2 Sm 6).
· María es la personificación de Jerusalén Si Jerusalén será madre de todas las gentes (Is 49,21; Sal 87), María es la nueva Eva que con su Sí y su maternidad junto a la cruz se constituirá madre de todos los pueblos (Jn 19,26).
· La Virgen de Nazaret es el tipo representativo del resto de Israel; es decir, de ese pueblo humilde y pobre que confía en el nombre del Señor (Sof 3,12-13).
· María es la memoria plena de Israel pues ella conservaba todas las cosas en su corazón y las meditaba (Lc 2,51).

Y además, María está indisoluble y activamente unida al cumplimiento del misterio de Cristo en la encarnación, en la pasión-muerte-resurrección, y en pentecostés (LG 55-59); es decir, a lo largo de la economía de la salvación de su Hijo (LG 66).
María es presencia y ejemplo. La ejemplaridad de María respecto a la Iglesia reside en el hecho de que ella es la Iglesia-esposa asociada a la obra salvífica de Cristo:
· La llena de gracia, símbolo de una Iglesia que ha de ser santa.
· La Virgen del Sí, la sierva del Señor, la discípula que escucha, acoge y pone en práctica la Palabra de Dios: Hija del Hijo (Dante, paraíso 30).
· La Madre-Iglesia junto a la cruz.

¿Por qué se coloca el nacimiento?
El origen de esta buena costumbre cristiana de representar el nacimiento de Cristo es antiquísima, tanto en iconos, retablos, etc. Su finalidad es servir para la catequesis y, sobre todo, para contemplar el gran misterio del amor de Dios que se encarnó para nuestra salvación.
Al parecer, el primero en recrear un nacimiento vivo fue San Francisco de Asís (1181-1226).
Y sucedió así. Dos semanas antes de la navidad de 1223, llamó Francisco a su amigo Juan Velita, señor de Greccio. Este hombre, que había renunciado al ejercicio de las armas, poseía una alta montaña tajada, agujerada de grutas y coronada por un bosquecillo. Al bienaventurado Francisco le pareció el lugar muy adecuado para la escenificación que meditaba. Siendo esto una novedad, antes sometió su proyecto al juicio del papa Honorio III (1216-1227), quien gustosamente se lo aprobó.
Francisco expresó a Juan Velita: Desearía celebrar contigo la próxima fiesta del Salvador y conmemorar su nacimiento en Belén de manera que se me presentaran a lo vivo los dolores y molestias que desde la infancia sufrió para salvarnos. Por lo cual quería que en aquel lugar de la montaña acomodaras un pesebre de veras, con heno y que trajeras un asno y un buey como aquellos que acompañaron al niño Jesús.
Los lugareños con antorchas acudieron de todas partes. Francisco, diácono, en la eucaristía proclamó el evangelio y luego predicó al pueblo sobre el gran misterio de la encarnación. ¡Fue una noche inolvidable!

¿Qué simboliza el árbol de navidad?
El árbol de navidad aparece en el siglo XVI, en Alemania. Pero tiene sus antecedentes en las representaciones religiosas de la Edad Media, especialmente sobre el paraíso, con el árbol del bien y del mal. Tras las representaciones, estos árboles eran llevados a las casas.
El árbol verde de navidad evoca, pues, el árbol del paraíso. Entonces, Dios otorgó la vida a Adán y Eva. Ahora, es el nacimiento del segundo Adán, Jesucristo, simbolizado con el árbol de la autentica vida.
La estrella de Belén corona este árbol. Las luces evocan a Cristo, desde su nacimiento, irradia su luz para todos los hombres.
En el siglo XV nació la costumbre de añadir pequeñas obleas como alusión a la Eucaristía.
Colocar regalos en las ramas del árbol, o a sus pies, representa los dones, frutos y gracias de salvación que nos trae el redentor.
El árbol de navidad evoca el árbol de la cruz donde se consumió nuestra salvación. También hace alusión al árbol de la vida eterna, según el Apocalipsis: Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán disponer del árbol de la vida (22,14).

¿Qué es la corona de adviento?
Más que un motivo litúrgico es un elemento pedagógico. Se trata de un soporte redondo o lineal, revestido de ramas vegetales verdes, sobre el que se colocan cuatro velas. El conjunto se sitúa cerca del altar o del ambón.
Las velas de la corona se van encendiendo gradualmente en las cuatro semanas de adviento. En navidad se suele añadir una quinta vela más grande y de color blanco hasta el final de este tiempo litúrgico.
¿Cuál es el mensaje cristiano de la corona de adviento? Lo encontramos en sus símbolos:
- La luz de las velas: nos llega el Salvador, luz de los pueblos.
- El verde de las ramas: la vida y la esperanza que nos trae el Señor.
- La forma redonda: la corona del Señor, rey que viene.
¿Se puede tener la corona de adviento en casa? Sería muy bueno tenerla en casa. Así la fe en la espera de Cristo, como nuestra luz y nuestra vida, afianzará nuestros lazos de familia y nos hará sentir más Iglesia doméstica.

¿Qué son las posadas?
Es la escenificación del peregrinar de José y María embarazada, pidiendo posada en Belén. Es una alta expresión de la actitud hospitalaria. Y es que el Niño Dios ha derramado sobre la tierra el don del amor y nos pide calor humano, cordialidad, compasión, solidaridad y hospitalidad.
La posada es la casa donde ese día va a tener lugar la celebración.
La comunidad saluda a la familia que acoge la posada en su casa. Se desea que esta familia abra sus puertas al Señor y que Él la bendiga.
Se ora con textos bíblicos y se entonan cantos religiosos y villancicos. Al final, se agradece a la familia de la posada y se concluye con una oración y bendición.
Te pedimos, Señor, que la celebración del nacimiento de tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo, nos haga escuchar tu Palabra, nos una más a tu Iglesia y nos cambie el corazón. Que tú, Señor Jesús, puedas nacer en todos y cada uno de nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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