12 de diciembre de 2008

ANTE EL ICONO DE LA MADRE

Mariano Ballester S. J. Imaginaos por un momento el icono de la Virgen de Vladimir, y mantenedlo con la mayor claridad y precisión que podáis en el centro de vuestra vista interior. Podréis percibir algo que se libera de esta sagrada imagen, algo muy semejante al silencio. El silencio de la Vladimirskaia, como el de los ángeles de la Santa Trinidad de Rublev, es algo congénito a la atmósfera del icono, no es externo sino interno, es decir, nace desde el centro, desde el corazón de estas profundas pinturas espirituales. Podremos ignorar este aspecto del icono, o incluso suprimirlo voluntariamente, haciendo hablar a las figuras, imaginando que nos dicen algo y teniendo con ellas una hermosa conversación espiritual. Por supuesto que entonces habremos hecho una experiencia afectiva y reflexiva, pero habremos perdido la verdadera experiencia inefable de la gracia del icono, que se nos da a través de su transparente silencio. Las mejores obras maestras iconográficas no hablan, sino que sencillamente emanan su misterioso silencio.
De este modo, también el meditante que llega a la otra orilla, permite que el silencio del Espíritu se manifieste y fluya, libre y espontáneamente, a través de su psique y de su cuerpo, como el icono a través de su forma y sus colores. Y lo transmite en el mercado de la vida, hasta incluso sin darse cuenta.
Se dará cuenta de que vive de distinto modo las experiencias de sufrimiento, que antes le preocupaban y perturbaban, y las podrá armonizar con la calma y la paz de un Yo silencioso, en sintonía con la voluntad de Dios. Y sentirá la misma calma silenciosa cuando le ocurran hechos favorables que antes habrían levantado un montón de ansias, de ruidos interiores, de necesidad de satisfacer la eterna tendencia a consumir y poseer. Ahora estos sucesos se consideran como fuegos artificiales que estallan fuera de nosotros; algo bonito, divertido, agradable, a lo cual nos sentimos invitados como espectadores; pero manteniendo siempre el contacto con el Maestro Interior que nos guía en el gran océano del silencio.

(En el Corazón del Silencio - Mariano Ballester S.J. - Ediciones Paulinas - Pequeña fuente 28)

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