11 de enero de 2025

Me volvió a pasar otra vez...

El terrible calor de estos días nos trae una reflexión que nos hace el P. Marcelo Larotonda S.J. párroco de San José del Boqueron en Santiago del Estero, donde nos trae el recuerdo de pentecostes, la navidad y este caluroso hoy en esta comunidad cristiana...

Y me volvió a pasar...

 El año pasado pasó lo mismo, unos días de calor fuerte y mirá cómo quedó el cirio pascual.

Con estos calores se extrañan esos cirios gordos y grandotes que supe tener en otros tiempos, uno de esos seguro que resistía el calor de estos días previos a la navidad.

Pero el que tenemos ahora es débil, el año pasado se nos dobló igual y lo tuvimos que enderezar con cuidado para que no se rompiera (se ve que todavía no aprendimos la lección).

Este cirio parece tan débil como la misma Luz del mundo, que vino a habitar entre nosotros y que de no ser por la Virgen que lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, y por San José que lo escondió de Herodes, no sé qué hubiera sucedido.


Ahora que lo pienso bien, después de todo, me gusta mi cirio débil que en los días de calor ni siquiera se sostiene solo, que necesita de alguien que lo acune y se ocupe de él un poco. Me gusta porque lo veo medio parecido a mí, y a vos, y a todos; me gusta porque lo veo parecido al niñito de Belén que se hizo débil para rescatar a los débiles.

Este año me dan ganas de poner mi cirio débil en el pesebre, pero tranquilos, no lo voy a hacer, quedaría medio fiero allí, eso sí, cuando lo enderece, lo voy a hacer con la misma delicadeza que la Virgen cuando lo envolvió en pañales, porque las debilidades deben ser tratadas así, con mucha ternura y delicadeza.

Qué lindo si en esta navidad nos animamos a dejar que la ternura del Dios con nosotros cuide y enderece nuestras fragilidades, esas que una y otra vez hacen que nos doblemos en los días de calor. Pongo mi corazón y el tuyo en el pesebre con todas sus debilidades. Quedan en buenas manos.

¡Feliz Navidad!


 

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