Los japoneses llevan 700 años produciendo madera sin cortar árboles. En el siglo XIV, nació en Japón la extraordinaria técnica de daisugi.
De hecho, daisugi prevé que estos
árboles serán plantados para las futuras generaciones y no serán talados sino
podados como si fueran árboles bonsái gigantes; aplicando esta técnica a los
cedros, la madera que se puede obtener es uniforme, recta y sin nudos,
prácticamente perfecta para la construcción.
La poda es un arte que permite
que el árbol crezca y brote mientras usa su madera, sin cortarlo nunca.
Una técnica extraordinaria.
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