A medida
que pasa de esta vida a la siguiente, ya no está enferma ni vieja y no lleva
las cargas de esta vida mortal.
Ella es
recibida por su Salvador en la vida eterna entera y fuerte para vivir para
siempre en el cielo.
¡Qué
promesa, qué alegría indecible!
No hay comentarios :
Publicar un comentario