Prepárense, ¡ESTA LLEGANDO! |
Este domingo
30 de noviembre la Iglesia inicia el Adviento y con ello, un nuevo Año Litúrgico.
El Adviento es
el período de preparación para celebrar la Navidad y comienza cuatro domingos
antes de esta fiesta, comenzará el domingo 30 de noviembre y el último domingo
de adviento será el 21 de diciembre. Adviento viene del latín “ad-venio”, que quiere decir “esta
llegando”.
El Adviento
está dividido en dos partes: las primeras dos semanas sirven para meditar sobre
la venida final del Señor, cuando ocurra el fin del mundo; mientras que las dos
siguientes sirven para reflexionar concretamente sobre el nacimiento de Jesús,
su irrupción en la historia del hombre en Navidad.
En los templos
y casas se colocan las coronas de Adviento y se va encendiendo una vela por
cada domingo, lo mismo que los ornamentos del sacerdote y los manteles del
altar se tornan de color morado como símbolo de preparación y penitencia.
Varios conocen
de este tiempo, pero tal vez las preocupaciones de cierre de año en el trabajo,
los exámenes en la escuela, los ensayos con el coro o el teatro de Navidad, el
armado del Nacimiento y la compra de regalos, hacen que se olvide el verdadero
sentido de este tiempo.
Por ello, reafirmamos
desde aquí la necesidad de la preparación personal para recibir adecuadamente
la Navidad, para ello te facilitamos a continuación un método para examinar
nuestra conciencia para poder acceder al sacramento de la reconciliación con el
corazón preparado.
descubrir a Dios en lo vivido |
Examen de conciencia ignaciano
Para descubrir
a Dios en lo vivido, dar gracias, reconocer faltas, pedir perdón y hacer un
propósito
El examen de
conciencia consiste en recuperar cómo me fue en el día. No es un momento para
juzgar mis actos, sino para tomar conciencia de ellos. El examen puede hacerse
mentalmente, pero mucho ayuda hacerlo por escrito. Se recomienda hacerse
diario, o por lo menos una vez a la semana.
Los pasos para
realizar el examen de conciencia, recomendados por san Ignacio, son los
siguientes:
a)
Pedir luz y gracia para descubrir a Dios en lo vivido
Sereno mi
corazón para compartir lo vivido con un amigo muy especial, pido luz para
conocer las señales y la acción de Dios en este día, recuerdo que Jesús dejó su
Espíritu para llevar a la creación a su plenitud, y restaurarla al modo del
Creador.
b)
Agradecer los dones del día
Hago un repaso
de lo vivido en el día: actividades, experiencias, encuentros, trabajos, etc, le
doy gracias por todo lo vivido y pienso en qué momentos sentí una mayor
cercanía con Jesús. Por lo experimentado internamente es como me puedo dar
cuenta de esta cercanía: esperanza, entrega, gratitud, servicio, libertad, etc.
Estos movimientos internos vienen acompañados de invitaciones, trata de
ubicarlas y agradecerlas.
c)
Reconocer fallas (lo que sentí, lo que hice, lo que pensé)
Pienso en los
descuidos que no permitieron obtener mayores frutos en el día. Reconozco si
hubo alguna insensibilidad ante las necesidades que encontré en el camino.
Asumo las fallas en la construcción de la fraternidad y la justicia con los
hermanos.
d) Si
hubo fallas graves, hacer una oración de perdón
Pido perdón a
quienes hoy ofendí. Doy mi perdón a quienes me lastimaron. Me doy a mí mismo el
perdón que Jesús me regala.
e)
Hacer un propósito para cumplir con su gracia
Si hubo falla
grave, veo la manera de corregirla para el día de mañana. Renuevo mi amistad y
mi deseo de amar y servir: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”. Le
pido la bendición a María.
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