En el día en que la Iglesia celebra el día de los fieles difuntos, pensamos y creemos que la comunión de los santos es también el puente entre las dos iglesias y hoy con aquellos hermanos y hermanas que han realizado su pascua definitiva nos unimos en una plegaria sin nombre, sin tiempo, en toda gloria y por toda la eternidad y con absoluta confianza filial.
Padre mío, me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea, te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo,
con tal que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te confío mi vida, te la doy, Padre mío,
con todo el amor de que soy capaz.
con todo el amor de que soy capaz.
Porque te amo y necesito darme a ti,
ponerme en tus manos, sin límite,
con una infinita confianza,
porque tú eres mi Padre.
porque tú eres mi Padre.
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