18 de septiembre de 2013

La santidad del cura Brochero


Sean Pastores con olor a oveja, no peinadores de ovejas en la sacristía
Como Iglesia argentina, el sábado pasado, hemos vivido la gran alegría de la beatificación del cura Brochero. Gran trabajador y luchador incansable, uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de la región que le tocó evangelizar. Su vida fue ejemplo y testimonio de perseverancia y entrega para todos nosotros. Los invito a reflexionar sobre la santidad, desde el ejemplo de vida que nos dejara este modelo de cura párroco y sacerdote fiel.
José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Carreta Quemada, vecindad de Santa Rosa de Río Primero. Era de una familia sencilla y fue el cuarto de diez hermanos. En su temprana adolescencia decidió consagrar su vida al sacerdocio e ingreso en 1856, y en diciembre de 1866, celebró su primera misa.
Urna que contiene sus restos - Hacer click para ir al álbum de fotos
“Ser Santo” es vivir apasionado por la misión: Y así lo hizo, como sacerdote era cercano al pueblo pobre y necesitado. Montado sobre una mula estuvo cerca de sus fieles, con un gran cariño por la gente que más lo necesitaba. Desde la vida del Cura Brochero aprendemos que la santidad consiste no solamente en actos heroicos, sino de vivir en la sencillez de lo cotidiano la fe, la esperanza y la caridad con un gran deseo de santidad. Como dice la Palabra de Dios: en definitiva, los santos serán los que “han manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una firme constancia” (1Tes. 1, 3).
El “Ser Santo” también conlleva la misión de guiar a otros a la santidad. Cada bautizados tenemos la misión de acompañar a los demás para que alcance la santidad. El Cura Brochero hizo de esto la opción fundamental de su “plan pastoral”, eligiendo los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola como “método pastoral” para llevar sus feligreses a Dios, confiando en que la gracia divina realizaría el resto, cambiando el corazón de los fieles y haciendo que la vida cristiana se manifestara en la realidad cotidiana de la familia y la sociedad.

Llevó a sus hermanos y hermanas al conocimiento del  único Dios.-
“Ser Santo” amando y sirviendo al pobre y marginado: Para el Cura Brochero su opción por los más necesitados no fue una postura ideológica ni estereotipada. Vivió austeramente y murió pobre, entregando la mayor parte de su tiempo a la atención de los enfermos, a ayudar a los indigentes y a buscar a los pecadores. Su ejemplo ilumina a quienes hoy desean seguir las huellas de Cristo -que fue enviado a evangelizar a los pobres como signo de la auténtica evangelización-.

1 comentario :

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Hermanito

Es un alegrón enorme que a un hombre así -tan de Dios y tan nuestro- llegue al amor de los altares. Sí, me equivoqué a propósito, porque como vos creo que antes que la pompa y los honores, prevalecen los amores.
José Gabriel me hace acordar muchísimo a ese Pedro que se reconoce pobre de toda pobreza -no tengo oro ni plata- pero entrega lo más valioso, lo que verdaderamente cuenta, a ese Cristo que descubría en los ojos del pobrerío tan golpeado.
Y aunque más de uno se espante, me encienden los fuegos del alma y de la algería eso de "Dios es como los piojos, está en todas partes, pero prefiere a los pobres".
Hay uno de nosotros haciendo de las suyas por todos, por esta Patria tan dolorida allá, en las sierras de Dios.

Un abrazo grande, Claudio

Paz y Bien

Ricardo