29 de julio de 2012

Ministro de un banquete para invitar a los pobres....

CARLOS DE FOUCAULD: 
Ministro de un banquete para invitar a los pobres
Escritos de Carlos de Foucauld
En septiembre de 1898, en una meditación sobre el texto evangélico del hijo pródigo, Carlos de Foucauld evoca la invitación "inmediata" al "banquete divino" al que Jesús le invita, el mismo día de su conversión en la iglesia de San Agustín: "Y a aquél banquete divino, muy diferente a aquél del padre del hijo pródigo, me invitaste en seguida 1.

 En junio de 1901, en el transcurso de su retiro de ordenación como sacerdote, cita explícitamente el texto de Lucas 14, 12-13
"¿Cuál es la prueba de que estas dos elecciones (los retiros de diácono y de sacerdote) expresan la voluntad de Dios? Estas dos palabras de Jesús. "Sígueme" y "Cuando tu das un almuerzo o una cena, no convides a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los ricos vecinos (…) Cuando tu ofrezcas un banquete, al contrario, invita a los pobres, a los cojos, a los lisiados, a los ciegos (…)"2.

 Convertido en sacerdote, podrá llevar a los pobres la invitación al banquete eucarístico. Después de su ordenación, de 1901 a 1909, en repetidas ocasiones hará referencia a este mismo texto de Lucas para testimoniar la perspectiva eucarística y misionera de su "ministerio" "17 de julio de 1901: carta al Padre Jerónimo, monje trapense de Staouëli: 
"No me es posible practicar el precepto de la caridad fraternal sin consagrar mi vida a hacer todo el bien posible a estos hermanos de Jesús a quienes todo les falta ya que Jesús les falta. Si estuviera en el lugar de estos desgraciados musulmanes, que no conocen ni a Jesús, ni su Sagrado Corazón, ni a nuestra madre María, ni la Santa Eucaristía, ni el seno de la Santa Iglesia, ni los Santos Evangelios, ni nada de lo que es nuestra felicidad aquí y nuestra esperanza allí arriba. Y si yo conociera tan lamentable estado, oh, ¡cómo me gustaría hacer todo lo posible para escapar! Esto que yo quiero para mí, debo hacerlo para los otros: "haz lo que quieras que te hagan a ti" y debo hacerlo por los más olvidados, por lo más abandonados, ir a las ovejas más perdidas, ofrecer mi festín, mi banquete divino, no a mis hermanos ni a mis vecinos ricos (ricos en el conocimiento de todo esto que los desgraciados no conocen), sino a los ciegos, a los mendigos, a los mutilados, mil veces peor que aquellos que sólo sufren en su cuerpo. Y no creo poder hacerles mayor bien que éste de aportarles, como María en la casa de Juan, a Jesús, el bien de los bienes, el sacrificio supremo, que estará siempre presente entre ellos en el Tabernáculo, yo espero en la custodia. Jesús se ofrece cada día sobre el santo altar, Jesús, la bendición de cada día, aquí está en bien de los bienes, nuestro todo, Jesús, y al mismo tiempo, se hace conocer todo en silencio, no por la palabra, sino por el ejemplo y sobre todo por la caridad universal, ésta es nuestra religión, éste es nuestro espíritu cristiano, este es el Corazón de Jesús..." 3.

 Fin de 1901, después la "Fraternidad del Sagrado Corazón de Jesús, Beni Abbés". Carta a Gabriel Tourdes.
"Sacerdote desde del último mes de junio, me he sentido llamado en seguida a ir a las ovejas perdidas, a las más perdidas, a las almas más abandonadas, las más descuidadas, a fin de cumplir el deber del amor hacia ellos, mandamiento supremo de Jesús: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado", "así reconocerán que sois mis discípulos" Sabiendo por experiencia que ninguna persona está más abandonada que los musulmanes de Marruecos, de Touat, del Sur del Argelia (hay trece sacerdotes para una diócesis 7 o 8 veces más grande que Francia, y por lo menos de 12 a 15 millones de habitantes), pedí y obtuve permiso para ir a Beni Abbés, un pequeño oasis del Sur de Argelia sobre los confines de Marruecos, y para vivir en soledad, monje en claustro, tratando de santificarme y de conducir las otras almas a Jesús no por la palabra ni por la predicación sino por la bondad, la oración, la penitencia, el ejemplo de vida evangélica, sobre todo por la presencia de Santísimo Sacramento..." 4.


 8 de abril de 1905. Carta al Abad Caron
“Sacerdote libre de la diócesis de Viviers, mis anteriores retiros de diácono y de sacerdote me han hecho ver que esta vida de Nazaret, mi vocación, era necesario llevarla no por Tierra Santa, como amada, sino entre las almas, las más enfermas, las ovejas más abandonadas, las más desatendidas: este banquete divino donde me convertí en ministro, era necesario presentarlo no a los hermanos, a los parientes, a los vecinos ricos, sino a los cojos, a los ciegos, a los pobres. A las almas más abandonadas les hacen falta más sacerdotes. En mi juventud he viajado por Argelia y Marruecos: un Marruecos grande como Francia con diez millones de habitantes y ningún sacerdote en el interior, en el Sahara de Argelia, siete u ocho veces más grande que la Francia, más gente de la que se creía antes y una docena de misioneros. Ningún pueblo me parecía más abandonado que éste. Solicité y obtuve del Reverendísimo Prefecto apostólico del Sahara el permiso de establecerme en el Sahara argelino y participar de la soledad de la clausura y el silencio, trabajando con mis manos y la santa pobreza, solo o con algunos sacerdotes o laicos, (…) "5.

"Es bastante difícil tener conversaciones religiosas con las gentes de los oasis saharianos o de la Saúra; corren el peligro de convertirse en agrias y de ahondar entre ellos y nosotros un foso, en lugar de estrechar los vínculos de caridad; lo mejor es, pues, mantenerse con ellos en consejos cortos, pero repetidos, sobre la religión natural y la moral cristiana, sin buscar ni aceptar jamás conversaciones, y menos aún discusiones, sobre el dogma y los detalles de la religión. No es ahora el momento de presentarles entero el texto del santo Evangelio. Hay que leérselo en páginas escogidas, muy claras, tocantes a la religión natural y la moral cristiana, pero no poner el Santo Libro entero en sus manos. Están todavía en el período en que debe aplicarse el principio: No echéis las perlas a los cerdos. Primero hay que poner a las almas en confianza y amistad, y cuando la confianza y la amistad se establezcan, cuando ellos nos estimen, entonces se podrá, sin miedo a alejarlos ni a ofenderles, se podrán tener con aquéllos de quienes se ha conocido su seria y buena voluntad, largas y serias conversaciones religiosas; con algunas almas podrá ser pronto; será necesario, cuando se llegue a ello, estar en condiciones de presentarles el Santo Evangelio; parece, pues, que sería muy útil preparar desde ahora una traducción en árabe argelino, magrebí, en el árabe vulgar de la Prefectura Apostólica del Sahara, para que se pueda leer o hacerlo leer de modo que hasta los menos cultivados lo comprendan..."6.

1 Meditación 382 sobre Lc 15, 11-32.
2 SEUL AVEC DIEU, Retraites à Notre- Dame des Beiges et au Sahara, p. 83)
3 Carta al padre Jerónimo datada en Nuestra Señora de las Nieves, 17 de julio de 1901, cinco semanas después de su ordenación. CARLOS DE FOUCAULD, Cartas a mis hermanos trapenses, p. 239-241)
4 CARLOS DE FOUCAULD, Cartas a un amigo de la escuela, Nouvelle Cité 1982, p. 159)
5 Carta V, XXV Cartas inéditas, Bonne Presse, p. 13-14
6 Carnet de Beni Abbés, p. 132)

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