CARLOS DE
FOUCAULD:
Ministro de un banquete para invitar a los pobres
Escritos de
Carlos de Foucauld
En septiembre
de 1898, en una meditación sobre el texto evangélico del hijo pródigo, Carlos
de Foucauld evoca la invitación "inmediata" al "banquete
divino" al que Jesús le invita, el mismo día de su conversión en la
iglesia de San Agustín: "Y a aquél
banquete divino, muy diferente a aquél del padre del hijo pródigo, me invitaste
en seguida 1.
En junio de 1901, en el transcurso de su
retiro de ordenación como sacerdote, cita explícitamente el texto de Lucas 14,
12-13:
"¿Cuál es la prueba de que
estas dos elecciones (los retiros de diácono y de sacerdote) expresan la
voluntad de Dios? Estas dos palabras de Jesús. "Sígueme" y
"Cuando tu das un almuerzo o una cena, no convides a tus amigos, ni a tus
hermanos, ni a tus parientes, ni a los ricos vecinos (…) Cuando tu ofrezcas un
banquete, al contrario, invita a los pobres, a los cojos, a los lisiados, a los
ciegos (…)"2.
Convertido en sacerdote, podrá llevar a los
pobres la invitación al banquete eucarístico. Después de su ordenación, de 1901
a 1909, en repetidas ocasiones hará referencia a este mismo texto de Lucas para
testimoniar la perspectiva eucarística y misionera de su "ministerio"
"17 de julio de 1901: carta al Padre Jerónimo, monje trapense de Staouëli:
"No me es posible practicar el precepto de la caridad fraternal sin consagrar mi
vida a hacer todo el bien posible a estos hermanos de Jesús a quienes todo les
falta ya que Jesús les falta. Si estuviera en el lugar de estos desgraciados
musulmanes, que no conocen ni a Jesús, ni su Sagrado Corazón, ni a nuestra
madre María, ni la Santa Eucaristía, ni el seno de la Santa Iglesia, ni los
Santos Evangelios, ni nada de lo que es nuestra felicidad aquí y nuestra
esperanza allí arriba. Y si yo conociera tan lamentable estado, oh, ¡cómo me
gustaría hacer todo lo posible para escapar! Esto que yo quiero para mí, debo
hacerlo para los otros: "haz lo que quieras que te hagan a ti" y debo
hacerlo por los más olvidados, por lo más abandonados, ir a las ovejas más
perdidas, ofrecer mi festín, mi banquete divino, no a mis hermanos ni a mis
vecinos ricos (ricos en el conocimiento de todo esto que los desgraciados no
conocen), sino a los ciegos, a los mendigos, a los mutilados, mil veces peor
que aquellos que sólo sufren en su cuerpo. Y no creo poder hacerles mayor bien
que éste de aportarles, como María en la casa de Juan, a Jesús, el bien de los
bienes, el sacrificio supremo, que estará siempre presente entre ellos en el
Tabernáculo, yo espero en la custodia. Jesús se ofrece cada día sobre el santo
altar, Jesús, la bendición de cada día, aquí está en bien de los bienes,
nuestro todo, Jesús, y al mismo tiempo, se hace conocer todo en silencio, no
por la palabra, sino por el ejemplo y sobre todo por la caridad universal, ésta
es nuestra religión, éste es nuestro espíritu cristiano, este es el Corazón de
Jesús..." 3.
Fin de 1901, después la "Fraternidad del
Sagrado Corazón de Jesús, Beni Abbés". Carta a Gabriel Tourdes.
"Sacerdote
desde del último mes de junio, me he sentido llamado en seguida a ir a las
ovejas perdidas, a las más perdidas, a las almas más abandonadas, las más
descuidadas, a fin de cumplir el deber del amor hacia ellos, mandamiento
supremo de Jesús: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado",
"así reconocerán que sois mis discípulos" Sabiendo por experiencia
que ninguna persona está más abandonada que los musulmanes de Marruecos, de
Touat, del Sur del Argelia (hay trece sacerdotes para una diócesis 7 o 8 veces
más grande que Francia, y por lo menos de 12 a 15 millones de habitantes), pedí
y obtuve permiso para ir a Beni Abbés, un pequeño oasis del Sur de Argelia
sobre los confines de Marruecos, y para vivir en soledad, monje en claustro,
tratando de santificarme y de conducir las otras almas a Jesús no por la
palabra ni por la predicación sino por la bondad, la oración, la penitencia, el
ejemplo de vida evangélica, sobre todo por la presencia de Santísimo
Sacramento..." 4.
8 de abril de 1905. Carta al Abad Caron
“Sacerdote
libre de la diócesis de Viviers, mis anteriores retiros de diácono y de
sacerdote me han hecho ver que esta vida de Nazaret, mi vocación, era necesario
llevarla no por Tierra Santa, como amada, sino entre las almas, las más
enfermas, las ovejas más abandonadas, las más desatendidas: este banquete
divino donde me convertí en ministro, era necesario presentarlo no a los
hermanos, a los parientes, a los vecinos ricos, sino a los cojos, a los ciegos,
a los pobres. A las almas más abandonadas les hacen falta más sacerdotes. En mi
juventud he viajado por Argelia y Marruecos: un Marruecos grande como Francia
con diez millones de habitantes y ningún sacerdote en el interior, en el Sahara
de Argelia, siete u ocho veces más grande que la Francia, más gente de la que
se creía antes y una docena de misioneros. Ningún pueblo me parecía más
abandonado que éste. Solicité y obtuve del Reverendísimo Prefecto apostólico
del Sahara el permiso de establecerme en el Sahara argelino y participar de la
soledad de la clausura y el silencio, trabajando con mis manos y la santa
pobreza, solo o con algunos sacerdotes o laicos, (…) "5.
"Es
bastante difícil tener conversaciones religiosas con las gentes de los oasis
saharianos o de la Saúra; corren el peligro de convertirse en agrias y de
ahondar entre ellos y nosotros un foso, en lugar de estrechar los vínculos de
caridad; lo mejor es, pues, mantenerse con ellos en consejos cortos, pero
repetidos, sobre la religión natural y la moral cristiana, sin buscar ni
aceptar jamás conversaciones, y menos aún discusiones, sobre el dogma y los
detalles de la religión. No es ahora el momento de presentarles entero el texto
del santo Evangelio. Hay que leérselo en páginas escogidas, muy claras,
tocantes a la religión natural y la moral cristiana, pero no poner el Santo
Libro entero en sus manos. Están todavía en el período en que debe aplicarse el
principio: No echéis las perlas a los cerdos. Primero hay que poner a las almas
en confianza y amistad, y cuando la confianza y la amistad se establezcan,
cuando ellos nos estimen, entonces se podrá, sin miedo a alejarlos ni a
ofenderles, se podrán tener con aquéllos de quienes se ha conocido su seria y
buena voluntad, largas y serias conversaciones religiosas; con algunas almas
podrá ser pronto; será necesario, cuando se llegue a ello, estar en condiciones
de presentarles el Santo Evangelio; parece, pues, que sería muy útil preparar
desde ahora una traducción en árabe argelino, magrebí, en el árabe vulgar de la
Prefectura Apostólica del Sahara, para que se pueda leer o hacerlo leer de modo
que hasta los menos cultivados lo comprendan..."6.
1 Meditación
382 sobre Lc 15, 11-32.
2 SEUL AVEC
DIEU, Retraites à Notre- Dame des Beiges et au Sahara, p. 83)
3 Carta al
padre Jerónimo datada en Nuestra Señora de las Nieves, 17 de julio de 1901,
cinco semanas después de su ordenación. CARLOS DE FOUCAULD, Cartas a mis
hermanos trapenses, p. 239-241)
4 CARLOS DE
FOUCAULD, Cartas a un amigo de la escuela, Nouvelle Cité 1982, p. 159)
5 Carta V, XXV
Cartas inéditas, Bonne Presse, p. 13-14
6 Carnet de
Beni Abbés, p. 132)
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