30 de diciembre de 2011

Padre "Pichi" Meisegeier - Voz de la Palabra.-

El cura villero José "Pichi" Meisegeier, quien reemplazó al sacerdote Carlos Mugica en la Villa de Retiro hasta 1980, cuando durante la última dictadura militar fue trasladado a otro destino, murió hoy, a los 75 años, por una septicemia, informó la curia provincial de la Orden de los Jesuitas.
"Siempre estuvo con nosotros los pobres, siempre", dijo a Télam Zulma Moreti, una vecina de la Villa 31 en un intento por definir quién era para ella el padre Pichi.
De origen alemán, el cura de la congregación de los jesuitas, optó por dedicarse a los pobres, lo que lo llevó a trabajar en la capilla de Saldías (un sector de la villa), y más tarde, tras el asesinato de Mugica el 11 de mayo de 1974, a reemplazarlo en la iglesia Cristo Obrero, de la misma villa.
Para Pichi, "el trabajo pastoral consistía en unir a los vecinos detrás de causas nobles y justas, como la defensa de los derechos humanos, y entre esos derechos, el de la vivienda", explicó la mujer de 49 años, que estuvo con él ayer pocas horas antes de morir.
Otra vecina, Amalia Aima, delegada de manzana, y representante de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) en la Villa 31, coincidió en definir al cura como un defensor de la vida.
"En plena dictadura ayudó a los vecinos que eran echados violentamente de esta villa. Más tarde, los ayudó a integrar cooperativas en localidades del conurbano como Derqui, San Miguel, José C.Paz, adonde habían sido arrojados, sin ningún tipo de asistencia. En estos últimos años colaboró con nosotros en la urbanización de algunas manzanas de la 31", contó la delegada.
Su preocupación junto a otros curas del movimiento villero fue la creación de cooperativas, como Copacabana, una organización autogestiva que logró que muchas familias consiguieran tener una vivienda por sus propios medios, explicó la vecina de la villa 31.
"Era muy sincero con nosotros, siempre venía con la verdad aunque fuera dolorosa", aseguró Aima al recordar la relación que el sacerdote mantenía hasta hace poco cuando se reunía con vecinos de la 31, y estudiantes de la universidad dedicados a la difícil tarea de urbanizar el enorme asentamiento de Retiro. La mujer contó que "el último día que vino a la reunión lo acompañamos a tomarse un taxi. Ya no podía, tras la operación de cadera que tuvo, subir al colectivo para volver a su casa".
"Lo que puedo decir es que lo voy a extrañar, nos trataba de unir siempre y nos hablaba con un respeto...", dijo Aima entre sollozos.
El sacerdote murió hoy a las 8.30 en el Sanatorio San José del barrio porteño de Palermo. Sus restos son velados hasta las 22 en la Casa de Nazaret, en Carlos Calvo 3121, a pasos de la Iglesia Santa Cruz, y la inhumación tendrá lugar en el Colegio Máximo, ubicado en la localidad bonaerense de San Miguel, después del mediodía. (Télam)



Por Eduardo de la Serna Sacerdote.


Ya militando en el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM) José María Meisegeier, "Pichi", se hizo conocido porque le tocó "bailar con la más fea" (espantosa metáfora) cuando remplazó a Carlos Mugica en la Villa 31 cuando este fue asesinado. Tiempo después, empezó a dedicarse como nadie al tema tierras, y puso allí todas sus energías y compromiso.
Era impresionante escucharlo decir que iba a haber tomas en tal lugar, tal día, y saber que así sería. O cuando había tomas espontáneas, saber que se podía contar con él para que compartiera información y poder recurrir a fulana o mengano para tener elementos o apoyos ante una posible represión o conflicto, o eventuales desalojos. Mucha gente que hoy tiene un terreno o una casa (¡¡¡mucha!!!) lo tiene gracias a que Pichi "estuvo allí".
Metódico y organizado, guardaba volantes, afiches y papeles que le permitieron tener un importante fichero sobre los violentos años '70, y -con sabiduría y sensatez- donó todo a la Universidad Católica de Córdoba (la misma que nombró Doctora Honoris Causa a Estela de Carlotto), donde se fue publicando, digitalizando y haciendo conocido lo que -posiblemente- hubiera desaparecido con él.
También se ocupó de la publicación digital de la revista Enlace, del MSTM, en la misma Universidad de Córdoba sacándola de posibles influencias porteñas destructivas. Pichi era memoria viva y era imprescindible escucharlo para "traer hoy a nosotros" la historia y comprender los mojones que marcan caminos.
Como corresponde con los "grandes", recibió un merecido homenaje en vida, en la Villa 31 este mismo año (la foto del presente escrito corresponde a aquel acontecimiento).
Como su vista, su salud se iba deteriorando, lo que no le impedía ver con profunda claridad la realidad, y así comprometerse más y más con los pobres, los "sin techo". Con las mismas causas por las que dio vida y dio la vida.
Pichi "te ponía en movimiento", militante íntegro, trabajador de la causa de Jesús y los pobres, soñaba con otra Iglesia y otro mundo posibles... soñaba... pero también peleaba para que fueran posibles. Pichi era un militante, de esos que extrañaremos, de esos que quisiéramos imitar.
Ojalá que junto a su amigo Jesús, pelee también "allá" para que consigamos un "terreno" mientras "acá", siguiendo sus huellas, y las de tantos amigos suyos que lo precedieron, como Mugica, Ricciardelli, Vernazza, Tello, y otros, asumimos sus banderas, las que nunca bajó, para que los pobres y los sin techo tengan vida digna y nos reciban allí donde son "dueños de casa", porque "de los pobres, es el reino de Dios".

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