- ¿Qué han hecho para darles una buena responsabilidad? Se hizo silencio y luego empezaron los jóvenes a hablar.
Uno contó como había matado a un leopardo, otro había narró su lucha contra una pantera. Sólo el tercer quedó callado.
–y tú Mabú qué has hecho, le pregunta el jefe.
–Yo sólo he podido coger un panal de mil de abejas selváticas. Los otros dos se rieron.
El jefe le pregunta y por qué no hiciste una prueba de audacia, digna de un guerrero.
– Tú sabes, jefe, que mis padres están viejos y enfermos; tenía qué pensar en ellos y lo he hecho al traerles esa miel.
El jefe se levantó, entregó la lanza a Mabú y dijo:
- Antes que ser cazador, somos hijos y sólo hay un modo de ser agradecidos con detalles que no es fácil entender por los demás. Eres el guerrero que necesitamos.
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