2 de marzo de 2010

El sida en Africa...

Uno de los trabajos pastorales que más me ha llenado el alma de Dios es cuándo en Cochabamba acompañaba a las personas que vivían con el V.I.H. ellos me hacian encontrar y entrar en diálogo con otro rostro de nuestro Dios, ellos encontraban y experimentaban muchas veces el amor de Dios, ese que no se puede describir porque pertenece a la profundidad personal de los susurros del misericordioso en el alma y el corazón, hoy muchos de ellos ya no caminan por Cochabamba, están en otra dimensión, ya llegaron, ya encontraron, ya no se sienten desterrados, para ellos y para todos los que de una u otra manera acompañan el caminar de otros tantos mi homenaje sincero y mi eterna gratitud.
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La Gran Madre Africa

Es la región del mundo más afectada por la epidemia del VIH/sida. En el África Subsahariana viven el 67 por ciento de las personas que viven con VIH y se produjeron el 72 por ciento de fallecimientos a causa del sida, según el último informe anual de ONUSIDA.

Fernando Morales es un médico argentino que, cuando tenía 29 años, se unió a Médicos sin Fronteras y se fue a trabajar a África. Actualmente trabaja para el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), en la gestión de proyectos para Ruanda.

La historia de Fernando comenzó en Sierra Leona, trabajando en proyectos que no estaban vinculados al VIH.

“No puedo decir que me gustó, fue muy difícil, me secuestraron, me salió muy mal”, recuerda. Pero eso se transformó en un desafío, y quiso tener otra oportunidad. Así se trasladó a Mozambique y comenzó a trabajar en la temática del VIH. “Montamos la primera clínica en el país, y una de las primeras en toda África, para dar antirretrovirales a los pacientes.

Esto era 2001: no existía el Fondo Mundial, no existía PEPFAR. En algunos países tenías cerca del 20 por ciento de la población adulta HIV positiva. Caminabas por la calle y veías chicos que sabías que se estaban muriendo a causa del sida”, relata.

Y aunque la clínica fue un gran avance, él lo define como una gota en medio del océano: “De los 3 mil o 4 mil pacientes que recibíamos, sólo 800 recibían antirretrovirales; en un país en el que un millón de personas necesitaban tratamiento. Hicimos mucha incidencia, teníamos que demostrarle a los gobiernos y a las compañías farmacéuticas que sí, que se podía”, asegura.

Al principio la tarea no fue nada fácil: “En África, entre el 80, 90 por ciento de la población vive fuera de lo que es el mercado laboral formal.

El ingreso familiar básico es de un dólar por día, con eso vive una familia. Además, el sistema de transporte allá no es público, para llegar al centro de salud hay que tomar una combi, y eso va a representar que la familia no coma durante dos o tres días.

Entonces, les dábamos lo medicamentos gratis, pero…”, reflexiona. La respuesta inmediata fue ampliar estrategias, organizar programas de capacitación y de empleo, pero admite que la verdadera respuesta llegó cuando los organismos y agencias internacionales comenzaron a intervenir.

“Uno de los principales problemas en la región es la diferencia en poder de decisión, independencia y poder entre el hombre y la mujer”, explica Morales.

Es que en muchos países menos del 20 por ciento de la población femenina sabe leer y escribir, pocas tienen acceso a la educación y las cuestiones económicas son manejadas por los hombres.

“Las mujeres no pueden decir ‘quiero que te pongas un preservativo o chau’, porque seguramente el marido la va a golpear, la va a violar y va a tener sexo igual, sin preservativo. La puede echar de la casa en el mejor de los casos, en el peor, habrá violencia doméstica y sexo forzado.

Eso sucede en el 90 por ciento de las parejas, por eso en muchos países de África el mayor factor de riesgo para una mujer es estar casada”, lamenta.

Pero las mujeres no son la única población vulnerable. En África los homosexuales y los usuarios de drogas son constantemente perseguidos. “Tienen que vivir escondidos, porque son perseguidos por la ley. En muchos países es impensable que puedan ejercer sus derechos, es peligroso físicamente para ellos y para cualquier persona que vive alrededor de ellos.

No tienen acceso a la prevención, ni a preservativos, ni a tratamientos”, explica. Y concluye: “Todavía es necesario invertir mucho dinero y mucho esfuerzo. Las mujeres y otras poblaciones vulnerables tienen que tener acceso a la educación y más poder”, opina.

En cuanto a la situación actual del avance de la epidemia, Morales asegura: “Todavía estamos perdiendo la guerra contra el sida”. Si bien los últimos estudios mostraron avances en el desarrollo de una vacuna, él no cree contar con eso en los próximos veinte años.

Por eso concluye: “Por ahora tenemos el tratamiento y los preservativos. Así que tengan todo el sexo que quieran, pero con tratamiento y protección”.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Muchas veces no doy comentario, pero sigo las entradas de este espacio en donde siempre me quedo con grandes reflexiones, gracias.

Hno. Claudio dijo...

Es un verdadero placer tu comentario Queoquina y un verdadero aliciente para continuar, y además es un honor para nuestro Munaysonqo.