9 de septiembre de 2009

Historias de un....

Jesuita Argentino en África
Ignacio Gómez Mc Gregor es un jesuíta argentino que se encuentra realizando la etapa de "magisterio", en África. En esta nota cuenta sus primeras impresiones
Muchos son los correos que recibí preguntándome más detalles sobre el lugar en el que vivo, mi trabajo, los refugiados, la seguridad, etc. Por eso decidí tomarme el tiempo para contarles más en detalle.
Ya llevo un poco más de un mes aquí en Chad, y a medida que pasa el tiempo sigo comprendiendo un poco más del país, de las personas, de los refugiados en particular y de mi trabajo. Allá vamos…
SEGURIDAD
Guéréda es conocida por la cantidad de robos de camionetas 4x4. Estos se dan en la misma ciudad (día y noche) o en los alrededores (inclusive se dio uno dentro de un campo de refugiados). Los autos luego son llevados a Sudán, y utilizados por los rebeldes en sus incursiones a Chad.
Las mismas tienen por objeto ya sea el control de la capital N’Djamena, o el ataque a algún pueblo o etnia en particular, por ejemplo, aquella a la que pertenece el presidente.
Por eso, los autos de todas las ONG se guardan en un mismo playón bajo una guardia importante durante las noches, y sólo se sacan por las mañanas previa ida a los campos.
Los autos viejos o bajos no son codiciados porque en ellos no podrían escapar hacia Sudán; algo semejante sucede con las motos.
En cuanto a las personas, cuando cae la noche es mejor no salir. Acá los hombres blancos corren con algo de suerte con respecto a las mujeres, pero nada de confiarse, ya que incidentes sobran en la lista.
Simplemente lo mejor es seguir los consejos, y verdaderamente no hay de qué preocuparse. Como resultado de estos robos, a los campos de refugiados tenemos que ir siempre con escolta armada en convoy, igual que para ir al “aeropuerto” (porción de tierra-arena despejada de piedras que hace de pista).
Hay un comando de policías chadianos que han sido entrenados por la MINURCAT (“Militaires des Nations Unitées pour le République Centre Africaine et Tchad”) llamados DIS (Detachement Integré de Securité).
Ellos generalmente escoltan los dos convoys diferentes que se forman para ir a los campos de refugiados de Kounoungou y Mile.
Sin embargo, cuando se produce algún accidente importante se declaran en huelga. La verdad es que uno no se puede confiar mucho en ellos… ya que a veces están involucrados en algunos ataques a personas.
Es entonces que un pelotón de soldados polacos de las Naciones Unidas toma la responsabilidad de la escolta, pero no tienen personal más que para realizar una sola.
Primero se dirige a un campo y luego al otro, para repetir el recorrido al regreso. En esos casos, uno se siente medio raro, ya que por delante y en el medio de la carabana (de unos 20 autos 4x4) se ubican los típicos jeeps militares cargados de soldados con fusil listo, y cerrando fila, un tanque bien equipado y muy imponente.
COMUNICACIÓN
Como ya les había adelantado, comunicarse por internet se hace por distintos motivos difícil.
El primero es la dificultad de la conexión. Donde vivo, en Guéréda, tengo que ir a las Naciones Unidas. Ellos tienen una política de seguridad que establece que después de las 18 hs nadie puede salir fuera de la base (toque de queda: oscurece a las 18.30hs y amanece a las 4.30hs) y por ende, toda persona de fuera debería también regresarse a la suya.
¿Cómo nos afecta? Como les decía, cuando los polacos nos escoltan, tenemos que obligatoriamente pasar por los dos campos. Un campo queda a 18km de Guéréda, el otro a 21km (entre ellos hay aprox. unos 15km).
Salimos a las 8hs (7hs si hay distribución de comida en los campos) y llegamos a las 17hs. Los tiempos se alargan. Cuando nos escolta la DIS estamos de regreso para las 15hs. Recién al regresar comemos, y llegamos bastante cansados porque los viajes en sí mismos son agotadores y castigan duro a la espalda por lo malo del camino.
No le dan a uno tiempo ni ganas de comer rápido e ir a internet para estarse de regreso a las 18hs.
Lo único que uno quiere es comer, descansar una hora y levantarse para seguir trabajando un poco antes de la cena que es a las 19.30hs, y que claramente con Jaime la venimos atrasando para separarla más del almuerzo.
Por otro lado, si bien los viernes nos quedamos en la base para aprovechar a hacer trabajo de oficina, uno puede ir a las Naciones Unidas y encontrarse con que están de reunión en la sala donde hay internet… y tiene que volverse. Cuando logra estar allí y conectarse, la velocidad es muy lenta y tiene que descargar todo para luego contestar tranquilo y volver otro día a mandarlo.
Si bien disfruto el poder contar lo que voy viviendo, poder compartirlo con alguien, a veces simplemente no encuentro el tiempo para hacerlo tranquilo. Por ejemplo, este correo lo vengo escribiendo hace bastante tiempo de a puñados.
En estos primeros días estuve muy ocupado con la transición, aprovechando cada momento para conocer un poco más el proyecto al que me sumo y sus particularidades. No me tomé mucho descanso sabiendo que una vez partido de aquí el jesuita que estuvo hasta ahora, quedaba solo para encarar todo.
El movimiento es tal que todavía no logré estar una semana entera en Guéréda. En dos ocasiones tuve que volar a Abéché ya sea para una reunión con las ONG implicadas en el proyecto, ya sea para la Reunión Nacional del JRS.
Por otro lado tengo un teléfono celular que tiene buena señal en Guéréda, pero no así en los campos. Allí hay que buscar los lugares específicos en donde se puede captar alguna.
MI TRABAJO:
Ahora tengo un poco más claro los alcances del proyecto y lo que se me pide. Los primeros números que me habían dado incluían algunos campos de los cuales no me tengo que ocupar.
El proyecto es piloto en 4 campos: Iridimi y Touloum (en Iriba) y Kounoungou y Mile (en Guéréda).
Cuatro campos de los doce existentes al este de Chad, que reciben refugiados de Darfur.El proyecto conocido como PWC (por Price WaterhouseCoopers, que es la empresa que dio el dinero y que daría más si todo sale bien –de aquí la importancia para los refugiados-) es muy ambicioso. Está administrado por UNHCR, “United Nations Haut Commissariat pour les Refugiés”, y tiene tres partes, que descritas sencillamente son las siguientes:a.
Buscar mejorar el acceso a la enseñanza. Involucra la construcción de escuelas, amueblamiento, etc., de lo que se ocupa “Architectes de l’urgence” y ADESK.b. a explicarles.c.
Incluir a los jóvenes, y quizás extender la enseñanza secundaria. Incluye programas de talleres y de inclusión social para los jóvenes del campo, y podría enfocarse en un futuro en la enseñanza secundaria, la cual no está desarrollada en la mayoría de los campos. La responsable es RET, “Refugee Education Trusted”.
Vale aclarar que la administración de estos campos, así como de la educación a nivel general está cedida a SECADEV, “Secoure Catholique pour le Développement”, con los que se debe por lo tanto estar en constante comunicación. Otras ONG de los campos son: para la comida, WFP (World Food Program); para el agua potable y sanidad, OXFAM (grupo de 13 organizaciones que trabajan para erradicar la pobreza y la injusticia, pero que ya están prácticamente en retirada); para la salud, IMC (International Medical Corp); para salvoconductos y otras cosas varias, RCI (Red Cross International)… al JRS se le respeta mucho por su idoneidad, pero los refugiados nos distinguen sobretodo debido a nuestra cercanía a ellos.
Bueno, vamos llegando. A mi se me confía la implementaión de la parte B en los campos de Kounoungou y Mile. En cada campo hay aprox. 18000 refugiados y 4000 chicos en la escuela primaria, repartidos en 2 escuelas en Kounoungou y 10 en Mile (que es más extenso).
Se busca mejorar la calidad de la educación a través de la formación de los profesores (67 en K, y 111 en M) y su seguimiento constante, a través de la búsqueda de nuevos elementos pedagógicos, etc.
La cultura árabe es muy machista, y la inclusión de las mujeres como maestras, y el evitar la discriminación de ellas en las clases, es otro objetivo.
Para la formación hay unos manuales en francés que están siendo traducidos al árabe con algunas adaptaciones al entorno de los campos.
Por mi lado, cuento con una persona contratada para ayudarme en el proyecto. Lo bueno de “Moctar” es que es originario de Guéréda, y habla árabe y francés.
Además estaría en condiciones de ayudarme en la formación de los maestros. Nos dividiríamos los maestros en tandas de 30 para dar los cursos de formación (4, de los cuales se dio ya 1), de unos 6 días cada uno incluida evaluación.
En mi caso, me valdría del manual en francés, pero dándolo en inglés (ya que algunos maestros saben un poco… poco de inglés).
Me valdría de algún refugiado como traductor al árabe para los que no entienden inglés, y los maestros me seguirían con su manual en árabe.Para el seguimiento debería formar a la vez otros “agentes de seguimiento” para realizar la tarea, que espero lograr sea algo personal con cada maestro, algo cercano a la tutoría que conocemos.
Junto con Moctar también estamos finalizando una serie de entrevistas personales a cada maestro para saber su historia de formación, en Sudán y en los campos.
Detrás de todo esto surgen varios otros inconvenientes que ya veremos cómo resolver. Un ejemplo son los maestros que se vuelven a Sudán (sí, se vuelven solos y a su propio riesgo, aunque la vuelta masiva es impensable) y dejan a parientes en sus clases.
Parientes que no son maestros pero que se siguen presentando como tales escudados en la amistad con el director o el inspector, etc.
En los campos, todo refugiado intenta sacar tajada de algo que le reporte algún ingreso. Si bien lo básico (techo, comida y agua) está asegurado, buscan poder trabajar y de alguna manera “mejorar” para sentirse dignos. Sino parece una cárcel sin barras ni muros, pero semejante en muchos otros aspectos.
LOS REFUGIADOS:
Ah, claro está, los refugiados son todos sudaneses. Y por todo lo anterior ya empecé a aprender por mi cuenta, y con ayuda de algún que otro refugiado, el árabe.
De a gotas, balbuceando palabras, saludos y preguntas. Pero si tengo la oportunidad y logro liberarme de trabajo, en agosto haré un curso intensivo de árabe, de un mes de duración en la capital N’Djamena.
Lo siento como indispensable si quiero hacerme cercano verdaderamente a ellos.
Es increíble como cambia la cara de un chico o chica cuando los saludo, les pregunto su nombre, les digo el mío, mi país, o les pregunto dónde queda la escuela, todo en árabe.
Pierden el miedo a encontrarse con el “blanco” como sucede al comienzo, gana la curiosidad y toman confianza rápidamente. Un día se pasaron bastante tiempo tocándome los brazos (los pelos en ellos es algo también muy raro para los sudaneses) como si fuera algo a lo que uno accede muy pocas veces.Siempre se muestran afectuosos.
Los chicos luchan entre ellos para ponerse delante de la máquina de fotos y luego verse en su pantalla. Toman posiciones, hacen gestos, etc.S
us casas están hechas de paredes de ladrillos de barro, y luego en algunos casos alisadas. El techo es de paja, al que a veces le dejan la cubierta/toldo que originariamente les entrego UNHCR al arribar al campo por primera vez.
Los baños son letrinas comunitarias individuales, muy bien hechas y esparcidas por todo el campo. Sin embargo, ahora se intenta que cada familia tenga la suya, y ya se ven algunos casos.
Con respecto a la ropa, lo más común es la túnica para lo hombres, y –no me pregunten todavía el nombre- esos paños que usan las mujeres. Alguien me preguntó de dónde sacaban semejantes colores y variedad.
Estos campos ya tienen más de 5 años, y en ellos ya funcionan mercados donde uno encuentra varias cosas, incluidas telas de todo tipo.
La mercancía es traída del mercado de Guéréda por refugiados que clandestinamente van allí a comprarla, o por personas de fuera que hacen lo mismo y vienen a los campos. El comercio es el principal negocio para los árabes, según lo he escuchado.
Por lo que voy viendo, la principal necesidad es el regreso a Sudán, es decir a una vida que les permita el trabajo diario, el progreso, el sentirse en casa, todo lo que ayuda a sentirse digno.
Las necesidades básicas están satisfechas, pero no por ser las más básicas son las más profundas. Por mi lado espero poder entablar una relación cercana con los maestros a los que tengo que formar, porque sólo así es como entiendo voy a poder dejarme formar por ellos.
MI COMUNIDAD Y CASA:
Somos tres los que vivimos juntos. Clement, un laico chadiano y jefe de base, que trabaja en un proyecto para reincorporar a sus familias a niños soldados que son recuperados de las milicias; Jaime Moreno, jesuita español y compañero de camino, que trabaja como director de la enseñanza secundaria en los dos campos; y yo.
En agosto podría llegar otro jesuita para trabajar en el proyecto de Clement. La base (casa) en la que vivo se estrenó el Domingo de Resurrección pasado. Está pensada en dos secciones: la primera de oficinas y la de atrás como “casa”.
Digo esto porque no deben imaginarse una casa común y corriente. Debido al calor está todo pensado en bloques separados ubicados en un terreno. Por un lado los cuartos; en otro las duchas y baños; en otro un salón abierto con media pared y techo de chapa para que corra el viento, que hace de lugar de estar y comedor; y finalmente otro con la cocina.
Electricidad tenemos de 8-12hs y 18-22hs con un generador, que vale decir es tan ruidoso que dan ganas de meterse a los cuartos para estar tranquilo.
Esto es molesto porque justo se prende en el momento que regresamos de los campos y queremos descansar, o trabajar en las computadoras aprovechando la electricidad.
Ahora se está viendo la posibilidad de comprar uno nuevo. Espero se dé, porque además éste ya está viejo y le cuesta arrancar.
Para el agua hay dos sistemas. Para tomar, ducharnos y cocinar usamos agua que nos trae dos veces por semana un camión de las Naciones Unidas.
El tanque donde se guarda no es muy grande y por eso hay que cuidarla para que no se acabe antes de la recarga como ya nos ha pasado. Para los baños (entiéndase tirar la cadena), lavar la ropa y otras cosas, usamos agua de wadi. Los wadi son los ríos secos, llenos de arena que están cerca.
Al cavar en ellos unos metros hay agua, aunque de a poco pueden secarse. Ese agua nos la traen en burros y nosotros llenamos unos tanques pequeños desde donde luego la sacamos en balde para lo que necesitamos.
La comida es buena pero no variada. La base es el arroz, los fideos, y el cus-cus, una especie de sémola. Todo acompañado por alguna salsa con carne (fibrosa y con mucho hueso).
El plato tradicional es una masa de harina (varios tipos posibles) y agua, apenas cocida, acompañada por alguna salsa. En Guéréda, si bien hay mercado, no es fácil encontrar cosas de calidad, o variedad.
Pero una vez por mes debemos ir a Abéché, y de allí traemos algo más “suntuario”, como mermelada, sal buena, aceite, manteca. Todo en pequeñas cantidades porque el peso aceptado en los aviones es poco.
DESCANSO:
Si llegaron leyendo hasta acá se habrán ya imaginado que en Guéréda, la vida social es prácticamente nula. Muchos son los motivos: inseguridad para salir por las tardes, falta de lugares a donde ir, y tantos otros etc.
De mi edad hay otros 3 humanitarios con los que podría compartir un poco más, aunque –lamentablemente- todos parten en septiembre.
Cada tres meses nos sugieren tomar una semana aproximadamente de descanso en algún otro lado de Chad. Y una vez al año (1 ½ después de mi partida) disponemos de un mes de vacaciones, que entiendo podrían ser en Argentina… ¿Vernos antes de lo que tenía pensado? ¡No pierdo las esperanzas…!
CLIMA, PAISAJE Y ANIMALES:
Voy llegando al final, y no quiero dejar de mencionar otra vez el clima, ya que el llegar a Guéréda fue una de mis más gratas sorpresas.
Guéréda queda a 1260m de altitud sobre el nivel del mar, mil más que N’Djamena.
Por eso la temperatura es más baja, si bien queda más al norte. Cuando cae la tarde uno siente un cambio en la temperatura, lo suficiente para notarlo y sentir cierto descanso. Pero todo dentro de los parámetros de acá.
Hoy, que fue un día un poco superior a lo normal, hacían 42 grados a la sombra y 65 al sol. En los cuartos, en donde no corre mucho el aire, me imagino (no los medí) que harían unos 50. Cuando no hay electricidad no hay ventilador y se hace difícil trabajar o descansar.
Sin embargo, en promedio la temperatura es mejor que en muchos lados del Chad, sobre todo por ese cambio en ella que uno siente a la noche.
Lo que uno ve, es una estepa con mucha arena, algunos montes inexplicablemente aislados y lejanos unos de otros, y árboles y arbustos espinosos espaciados. Y cuando llega la época de lluvias dicen que inmediatamente todo se va poniendo más verde.
La temperatura baja mucho, y en invierno hacen unos -¡cuánto los espero!- 15 grados. Inclusive dicen pueden llegar a hacer 5 grados por la noche.
Con respecto a los animales, lo primero que uno ve es que todo está hecho en escala pequeña. Hay burros y camellos (cantidades), caballos (pocos), cabras, ovejas, gatos, perros y gallinas. Pero todo más chico que lo que estamos acostumbrados a ver.
Me imagino que será una especie de adaptación. Menos cuerpo, menos para comer y tomar… Ah, también lagartijas (muchísimas), hormigas (están en todos lados), moscas, algún que otro escorpión… todavía no llegaron los mosquitos.
Y TERMINO…
Agradeciéndoles a todos, los correos y el ánimo. Realmente, a pesar de lo dificultosa que pueda parecer la vida aquí, siento que me adapto y estoy muy a gusto.
De a ratos extraño los momentos gratuitos compartidos con compañeros, amigos, y familia. Pero me basta sólo volver a tomar conciencia del estar acá, acompañando a estas personas, compartiendo nuestras vidas, para agradecer a Dios el haberme dado esta vocación y seguir eligiendo lo mismo.
Por eso, a todos ¡choucran! (gracias en árabe). Que Dios los bendiga.
Ñaño, sj

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