Sus inicios
Como docente, obtuvo su licenciatura en Teología en 1963. En ese tiempo, el Papa Juan XXIII inició un profundo proceso de renovación de la Iglesia Católica con el Concilio Vaticano II.El historiador Carlos Mesa, en su obra “El cine boliviano según Luis Espinal”, señala que ya en este tiempo el joven Espinal tomó contacto con los medios de comunicación, pues pasaba parte de su tiempo “escribiendo guiones radiofónicos para radio ‘Barcelona’ y radio ‘Vaticana’. Estos primeros trabajos los firma con seudónimo de ‘Luis Borja”.
Sacerdote y cineasta
Ya sacerdote en 1964, Espinal viajó a Bérgamo, Italia, donde estudió por dos años Periodismo Audiovisual, especializándose en Cine para la televisión. Pedrajas recuerda que en aquel año el joven religioso colaboró en la dirección y montaje de un documental italiano, “Bartolomeo Colleoni”, y pasaba sus veranos en la Cinemateca de París, tomando conocimiento de lo mejor del séptimo arte de entonces.
Su biógrafo comenta así esta etapa: “Luis entiende, desde ahora, su sacerdocio como un servicio en dimensiones de interioridad al hombre de hoy. Un hombre que se expresa prioritariamente en el lenguaje de las imágenes”.En el ámbito de la crítica cinematográfica, en el que fue un sobresaliente maestro, “comienza a ganar experiencia como colaborador de la revista española ‘Reseña’ (entre 1966 y 1967)”, explica Mesa.
Después de dos años de emisión, en 1967 el programa fue censurado a causa de haber difundido imágenes de la pobreza en España y una entrevista con un personaje de línea política de izquierda. Ante este hecho, Espinal se retiró del medio audiovisual, siendo ésta su primera experiencia de un largo peregrinaje por otros medios de comunicación donde su compromiso con la verdad se vería restringido.
Su biógrafo comenta: “Cuando Espinal cortaba con algo, era para siempre. No era hombre de soluciones diplomáticas, ni de componendas”.En los días de su retiro, Espinal conoció en España al obispo boliviano, Mons. Genaro Prata que, como encargado de los Medios de Comunicación de la Conferencia Episcopal de Bolivia, le ofreció trabajo en la nación sudamericana.
Espinal en Bolivia
En la ciudad en la que residió, La Paz, colaboró en radio Fides, en los periódicos Presencia y Última Hora; produjo varios cortometrajes para la Televisión Boliviana, formó parte de la productora cinematográfica Ukamau.Trabajó en cine junto a Jorge Sanjinés, Antonio Eguino, Oscar Soria y Alfonso Gumucio; fue profesor de Comunicación Social de la Universidad Mayor de San Andrés y la Universidad Católica de La Paz, y desde 1979 dirigió el semanario Aquí.
El investigador Víctor Codina revela detalles de esta situación, en el libro “El testamento político espiritual de Luis Espinal” de Javier Medina: “Por haber dicho en una crítica cinematográfica, en el diario Presencia, que el cura de la película peruana ‘Muerte al amanecer’ estaba más con el poder que con el pueblo, ‘como sucede demasiadas veces entre nosotros’, es despedido del matutino católico Presencia, donde había colaborado durante diez años como crítico de cine”.
Ese mismo año viaja a Alemania a un curso de Televisión Educativa y luego representa a Bolivia (COC) en el Seminario Latinoamericano de la organización OCIC (Lima).
En 1970, inició el programa quincenal “En carne viva” en Televisión Boliviana, de contenido similar a “Cuestión Urgente”. En uno de sus episodios, el programa fue censurado por presentar declaraciones de un miembro del Ejército de Liberación Nacional (ELN), lo que suscitó la expulsión del religioso de este medio televisivo.
Espinal incursionó en la radio poco antes del golpe de Estado protagonizado por Hugo Banzer Suárez, régimen al que criticó constantemente. Pedrajas recuerda: “Pero su voz, cada vez más, incomodaba a muchos.
El editorial del sábado 3 de febrero de 1973 es retirado por instancias jerárquicas supremas. Se titulaba ‘Lo viejo y lo nuevo” afirma Pedrajas. De esta manera, la censura determina una vez más la renuncia de Espinal a otro medio de comunicación, yéndose esta vez a radio San Gabriel.
Pedrajas consigna en su libro una de las primeras editoriales de Aquí: “El periodismo oficial es un periodismo para el consumo; por esto su base es el sensacionalismo; los hechos más llamativos y vistosos; la historia se concibe solamente como narración y espectáculo.
Pedrajas señala que Espinal cristalizó, en los últimos años de su trabajo en Bolivia, su propio esquema de trabajo: “Aquello constituía el núcleo de su existencia: una lucha contra las estructura de muerte, contra el fascismo, contra la dictadura, contra el sistema socio–político que atenaza al pueblo. Para él la dictadura era en el fondo un mecanismo de muerte.
De ahí su repetido estribillo ‘¡Basta ya de muerte! ¡Basta ya de destrucción!”Según el biógrafo, una de las principales causas por las que el religioso español sería asesinado posteriormente fue también su crítica al narcotráfico y los nexos de esta actividad ilícita con el poder militar.
Acá cabe destacar también, la defensa de los indígenas de Luis Espinal, recogida en “Callar es lo mismo que mentir”, un libro que recoge las editoriales de Aquí, semanario en el que Espinal escribe ideas que parecen ser de hoy mismo: “Uno de los principales dirigentes campesinos manifestaba con toda justeza que, durante más de 400 años, los ‘indios’ o campesinos sufrieron humildemente vejámenes, injusticias y masacre, por parte de los llamados gobiernos populares, democráticos, fascistas y revolucionarios sin que nadie, ni los propios campesinos pudieran defenderse a sí mismos. Y ahora, por el simple hecho de exigir un poco de justicia, son calificados de ‘indios’, ‘brutos’, ‘salvajes’ y hasta de ‘enemigos de la democracia”.
Una vida entregada a los demás
Esta medida se masificó luego en 28 grupos a lo largo de todo el país y recibió el apoyo internacional. Pedrajas recuerda esta parte de la vida del sacerdote jesuita: “Espinal, extranjero nacionalizado, a través de la huelga se siente más aceptado con el pueblo: ‘Morir por un pueblo puede dar más carta de ciudadanía que nacer en él’.
Durante la huelga, Espinal escribe su vivencia corporal y religiosa en su ‘Testamento político espiritual’, sobre sus 19 días de ayuno, iniciados el 31 de diciembre de 1977”.
Muerte de Espinal
La muerte de Espinal estaba anunciada, pues las instalaciones de Aquí ya habían sufrido un atentado dinamitero pocos meses atrás. De igual modo, el trabajo de Espinal era duramente criticado por algunos jerarcas de la Iglesia e incluso por funcionarios del Ministerio del Interior.
Era el 21 de marzo de 1980, cuando Espinal salía del cine luego de ver la película “Los desalmados”, dirigiéndose posteriormente a su domicilio, en el camino fue interceptado por miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército, quienes lo trasladaron por la fuerza al matadero paceño de Achachicala.
Allí fue objeto de múltiples torturas. El cuerpo de Espinal, encontrado al amanecer del día siguiente, presentaba varias magulladuras y fracturas, además de 14 orificios de bala. Su entierro se asemejó a una manifestación, pues a él asistieron alrededor de 70 mil personas.
“Los informes verbales de los expertos presentes en la autopsia precisaban que los disparos fueron hechos con arma automática sin silenciador y a tres metros de distancia aproximadamente.
Se encontraron tres balas incrustadas en su cuerpo. Las balas eran de calibre 9 mm de 8.42 gramos de peso”, recuerda Salinas. El periodista Orlando Mercado, en su libro “La sociología del cine según Luis Espinal Camps” revela que: “Precisamente, diez días antes del asesinato del sacerdote, “Luis Arce Gómez -que jefaturizaba el Depto. II de Inteligencia del Ejército- ordenó su seguimiento y secuestro, porque en consideración del Coronel de la Cocaína, Espinal era un elemento del ELN que difundía el “extremismo” en las páginas del “Semanario del Pueblo”.
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